▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Publicación informal, editada en la Universidad Francisco de Paula Santander (de Cúcuta, Colombia)
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Director: JAIRO CELY NIÑO l 4 pp (la edición en papel) l Viernes 7 de Agosto del 2009
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
EN ESTA EDICIÓN :
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
A MODO DE «EDITORIAL (O DE ALGO ASÍ)».
EL ESCÁNDALO DE LOS MEDIOS.
ÉMULA CRIOLLA DE VITO CORLEONE.
DE AVISOS Y GRAFITOS (1).
l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l
A MODO DE «EDITORIAL» (O DE ALGO ASÍ).
Anteponer lo social al «boleteo»
Más o menos a final del primer trimestre de este año, el diario La Opinión nos informó que un grupo de notables cucuteños había propuesto un boicoteo contra el peaje que a las patadas nos instalaron en la autopista internacional. La que une nuestra ciudad con San Antonio, del vecino y hermano país de Venezuela, y por la cual también se puede llegar al vecino y «paisano» municipio de Villa del Rosario… ¿o El Rosario?
Tal boicoteo consistía en no pagar peaje, para lo cual recomendaban utilizar el llamado «anillo vial», por el cual se puede ir «en par patadas» desde Villa del Rosario o San Antonio hasta el también vecino y «paisano» municipio de Los Patios, y viceversa. Como también se puede ir «en par patadas» desde cualesquiera de aquellas dos ciudades hasta el vehicularmente congestionado «centro» cucuteño, y viceversa.
De la información se colegía que los notables «socializarían» su propuesta a través de la radio, la televisión y el diario regional, y tres o cuatro días después en dicho diario se informó que más notables habían adherido a la propuesta. Sin embargo, desde aquella segunda información el diario regional no volvió a informar sobre el asunto, como si las ratas o ratones le hubiesen devorado la lengua al ampliado notablato.
Ante tal silencio no explicado, la pregunta obvia se puede formular parafraseando un dicho popular: ¿«Cuantas más vacas, menos leche»? O parafraseando otro dicho popular: ¿«Animémonos y vayan»? Porque la pregunta refleja o instintiva sería desobligante: ¿El silencio es gratuito o fue comprado?
Ello porque el multimillonario negocio del peaje lo explota, desde la alcaldía de Ramiro Suárez Corzo, un poderosísimo consorcio del cual se rumoró, durante el trámite para imponer el peaje a las patadas, que tenía entre sus socios a Tom o a Jerry, que es como denominan los creadores de los personajes «Tola y Maruja» a Tomás y a Jerónimo Uribe, quienes son los «emprendedores muchachitos» de Álvaro Uribe Vélez, el presidente de Colombia.
Cualquiera sea la explicación, qué lastima que espontánea o «seducidamente» el ampliado notablato haya abortado aquella idea. (Y lo dice «el suscrito» Director, quien no posee carro.) Ante todo, por la connotación de desobediencia civil contra la arbitrariedad de tal peaje al sabotear la hermandad o integración con quienes tienen carro y residen en Villa del Rosario o en el Táchira, sean éstos venezolanos o paisanos.
Pero, sobre todo, porque, en virtud de tal idea, el «boleteo» del consorcio contra el bolsillo del habitante fronterizo se podría convertir en una obra humanitaria.
Hay una institución de nombre «Hogar Santa Rosa de Lima», administrado por una comunidad de religiosas, que es algo así como un hospicio de niñas recogidas en las calles. Tal institución está sobre el tramo del anillo vial entre la autopista internacional y la autopista de Los patios, justo en el desvío hacia Pinar del Río.
A dos mil pesos asciende el «boleteo» en el retén. De modo que, al tomar el anillo vial para eludir el tal retén, el rebelde con causa podría donar in situ mil de los dos mil «pesitos» al Hogar Santa Rosa de Lima, con la certeza de que su dinero se quedará en Cúcuta y apoyando una obra humanitaria, en vez de ir a los bolsillos de los multimillonarios, desconocidos e insensibles socios del consorcio.
En tal inversión o en tal «retén social» pudo haber concluido la propuesta del notablato a secas, o del ampliado notablato, si tan inexplicablemente no la hubiesen abortado. n
Mañana, 8 de agosto, se cumplirán 35 años de la renuncia del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, a su cargo, que se haría efectiva el día siguiente al mediodía. Tal renuncia fue el desenlace del escándalo o del caso Watergate.
Dicho caso es asociable al reciente escándalo de las «chuzadas» en Colombia. Sólo que allá el espionaje contra la oposición lo ejecutó «el sector privado», no la Oficina Federal de Investigaciones y ni siquiera la siniestra Agencia Central de Inteligencia, de las cuales es «comandante supremo» el Presidente, mientras aquí lo ejecutó el Departamento Administrativo de Seguridad, del cual es «comandante supremo» el presidente de Colombia.
Sin embargo, aunque Watergate fue un «pecado venial» comparado con el «pecado mortal» de las «chuzadas» en Colombia, allá «se cayó» el Presidente, acosado por la prensa, mientras acá Álvaro Uribe Vélez ha pasado «sin mancharse ni romperse». n
l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l
El escándalo de los medios
GUILLERMO CARRILLO BECERRA,
profesor Asociado emérito de la UFPS.
gecarril60@yahoo.es
Los medios de comunicación configuran una de las expresiones más ricas del mundo moderno, pues su tarea es de una importancia tal que, hoy por hoy, se puede afirmar que sin ellos es imposible vivir. Imaginemos por un instante un mundo sin periódicos, sin televisión, sin radio, sin Internet. Sería el acabose, la ignorancia, el oscurantismo. Un ser desinformado no sabe en qué mundo vive, porque el tiempo se le hace interminable y la sociedad le parece estática, porque no se entera de los cambios y los hechos que ocurren más allá de su entorno geográfico.
Su influencia es tan grande, que los detentadores del poder —religioso, económico, político— se convierten en corderillos inofensivos cuando son criticados por algún medio de comunicación. Ver a esos individuos soberbios e inaccesibles sentirse desamparados ante un fuerte editorial o una burlona caricatura, produce una sensación refrescante, pues al fin y al cabo demuestran que son iguales a cualquier hijo de vecino.
Pero también es muy cierto que los medios se han convertido en un poder, tan grande, que sus propietarios se creen con el derecho divino de acabar con sus opositores, o de elevar a la cúspide a quienes son sus ídolos, sin importarles mucho la opinión de la comunidad. Para muestra, tres botones:
DIANA, PRINCESA DE GALES
El 30 de agosto de 1997 murió trágicamente en París, en un accidente de tránsito. Su deceso produjo consternación y dolor en todo el mundo, trayendo, como nunca se había visto antes, un cubrimiento exagerado por parte de los diversos medios de comunicación. ¡Qué no se dijo! ¡Qué cursilería! ¡Qué cantidad de idioteces!
¿Cuál fue el aporte de Diana para merecer semejante endiosamiento? ¡Ninguno! Fue una chica malcriada, caprichosa, rodeada de lujos estrambóticos, con una familia, los Spencer, sobresalientes por su altanería. Como estudiante, escasamente terminó la secundaria, con pésimas calificaciones. En su formación física, no aprobó los cursos de natación, buceo y ballet. Su cultura general no iba más allá de los chismes de la página social de los diarios. ¿Cómo una persona tan insignificante adquiere un estatus de alcance mundial? Porque se casó con un “genio” de su estatura intelectual: el príncipe Carlos, heredero del trono de Inglaterra.
El 29 de julio de 1981, el mundo entero se detuvo para presenciar por la televisión “el gran acontecimiento del siglo”: el matrimonio de Carlos y Diana, celebrado en la Catedral de San Pablo, máximo templo de la Iglesia Anglicana. Inmediatamente, la denominada “prensa del corazón” la convirtió en el gran ícono femenino. Todo lo de ella —la sonrisa, el caminado, el vestuario, el peinado— era copiado por el mundo de las féminas.
Merced a su matrimonio con el Príncipe de Gales, Diana adquiere el título de Su Alteza Real la Princesa de Gales.
Desde un comienzo se vio que esta relación no iba a durar. Primero, porque el Príncipe tenía una moza de planta: la tal Camila Parker, una mona insípida, con unas piernas como de pollo disecado. Y segundo, porque la Diana tempranamente peló el cobre por lo grosera, mañosa y altanera. Así que, después de mucha apariencia, todo terminó en divorcio y ella se dedicó a la pachanga; y Carlos, a su “Insípida”. Todo fue felicidad hasta que Diana, en una noche de farra, acompañada por el egipcio Dodi, perdió la vida en la esencia del oropel: en París, la capital del lujo y el desenfreno. Se calcula que 800 millones de personas siguieron por televisión, en todo el mundo, el “funeral especial para una persona especial”.
¿Qué y quiénes produjeron este fenómeno? Los medios de comunicación.
LA MADRE TERESA DE CALCUTA
Fallece una semana después de la muerte de la princesa Diana. ¡Qué coincidencia! ¡Y qué contraste!: sor Teresa fue un ser humano extraordinario, entregado al amor por los desamparados. Desde muy joven demostró su amor sincero por los desposeídos. Todos los días, después de rezar el rosario, se dirigía hacia los sitios más miserables de su terruño a llevar consuelo a quienes lo necesitaban. Después de recibir los hábitos, se dedicó a catequizar en la India. Al ver tanta miseria, se propuso dedicar su vida al servicio de los parias.
A servirle a los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupa. Durante esos años de tanto esfuerzo, el mundo comenzó a fijarse en ella y en 1979 recibió el Premio Nobel de la Paz. A raíz de ello aparecieron algunas notas en los medios de comunicación, las cuales daban a conocer que la comunidad de sor Teresa se extendía por 123 países, llevando amor y ternura. Fue una mujer de fe sólida, de una esperanza invencible y de una caridad extraordinaria.
Como siempre, los medios cubrieron el funeral con un buen despliegue, pues no era cualquier muerte. Pero, según calcularon expertos, el registro mediático llegó a un 10% del que tuvo el de Diana. ¿Por qué? Porque la banalidad vende más que la calidad. Así es el mundo y nadie lo va a cambiar.
MICHAEL JACKSON
Según los estimativos, el funeral de este astro de la farándula fue seguido, en vivo, en directo, por unos 600 millones de televidentes en todo el mundo. Él fue un genio de la música y la danza: sus innovaciones en el baile y su creatividad en escenografías no se desconocen.
Lo que no es comprensible es que una persona excéntrica hasta la locura, que dormía en una gran burbuja de oxígeno (dentro de la cual, se decía, practicaba la pederastia), que renegó de su raza y se hizo blanquear hasta poner su salud en alto riesgo, que se casó con una rubia para tener hijos blancos, que construyó una mansión con un diseño casi diabólico, pueda tener millones de seguidores incondicionales. Sus detractores afirman que Michael Jackson fue la oveja blanca de la familia.
No se entiende la verborrea de los comunicadores que llegaron al extremo de afirmar que quienes asistieron a los servicios fúnebres eran unos privilegiados; y que el muerto, un elegido de Dios. ¿Cómo es posible que se haya montado semejante espectáculo tan grotesco, en una adoración colectiva —inconcebible en un ser racional—, con unas elevadas ganancias para los organizadores del aquelarre, y con un cubrimiento mundial para goce de los medios y de los televidentes estúpidos?
Casi todos los medios han perdido su esencia: informar con veracidad, respeto y prudencia. Hoy todo es escándalo y algarabía, porque lo importante es el rating: hay que publicar las cifras de audiencia para recabar más publicidad. Lo importante es generar más rendimientos económicos, no la calidad de la información. Y todo esto se debe a una premisa: los medios tienen dueños, y los dueños tienen intereses.
(Cúcuta, julio de 2009) n
l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l
Émula criolla de Vito Corleone
RICARDO GARCÍA RAMÍREZ,
profesor Titular emérito de la UFPS.
cardingarcia@hotmail.com
Esta historia de GRISELDA BLANCO la resumí del libro La Viuda Negra, escrito por Richard Smitten. Ella nació el 15 de febrero de 1943 en Santa Marta (Colombia), en una hacienda de su padre, un señor de apellido Blanco, quien embarazó de Griselda a una de las sirvientas de la hacienda. Al nacer la niña, el padre le entregó un puñado de billetes a la recién parida y le exigió que se largara. Pronto, madre e hija estaban mendigando en las calles de Medellín.
Griselda vivió su infancia en diferentes lugares, con la misma escena: una casucha con piso de tierra que habitaba con sus hermanos, su madre y los hombres temporales de ésta. Creció en la misma situación hasta los trece años, edad en la cual sus pies aún no conocían los zapatos.
Con frecuencia debía huir de los amantes de su madre, y parte de su infancia y adolescencia las pasó deambulando sola por las calles de los “barrios ricos” de Medellín, mirando asombrada cómo vivían los adinerados, mientras su madre estaba ocupaba como criada o atendiendo a algún amante. El barrio Andopia, de Medellín, donde creció e hizo sus primeros robos como carterista, era un vecindario de donde salieron muchos narcos que más adelante trabajarían para ella.
Su infancia empeoró el día en que “El Lupero”, novio de su madre, intentó violarla. Ella lo evadió a patadas y arañazos. Cuando se lo contó a su madre, ésta le espetó que eso le pasó por querer quitarle su hombre, y la golpeó hasta hacerla sangrar. Griselda huyó de la casa materna para no volver y se refugió en la casa de su amigo Carlos Trujillo, un mulato falsificador de documentos. En ese momento tenía 13 años.
Con Carlos, en Medellín, Griselda tuvo tres hijos: Dixon, Úber y Oswaldo, nacidos en 1960, 1961 y 1962, respectivamente. Si bien después del tercer hijo se tornó un poco robusta, seguía siendo una mujer bastante llamativa. El único defecto notorio era que tartamudeaba. Por eso, sin que ella lo supiera en un comienzo, algunos la llamaban La Gaga.
Griselda tuvo un amorío con un amigo de Carlos, Alberto Bravo, quien, decían, era de buena familia y estaba muy interesado en el negocio del futuro: la cocaína. Alberto le pareció un hombre con más ambición que Carlos, a quien sólo le interesaba el negocio de la falsificación de documentos para ingresar a Estados Unidos, con los cuales ingresaría ella y su familia.
El romance con Alberto se inició en 1968 y duró varios años. Más que la pasión, a Griselda la movía el interés. Sus furtivos encuentros amorosos tuvieron momentos desafortunados. El más difícil, en 1970: Carlos se enteró del romance y la golpeó brutalmente por infiel. Afortunadamente para ella, que había decidido no soportar más el maltrato del marido, éste murió al poco tiempo de cirrosis en un hospital de Queens.
Sin demostrar dolor por la muerte del marido, Griselda se devolvió a Colombia para encontrarse con Alberto Bravo y poner el negocio de las falsificaciones al servicio del naciente tráfico de cocaína. Para 1971 tenía claro cuál era la demanda del alcaloide en Estados Unidos y su preocupación era cómo tejer una red que llevara la droga y la distribuyera.
Griselda utilizó a Alberto para comprar fincas en Colombia, adaptándolas para la producción de cocaína. La pasta de coca para el proceso se traía entonces de Perú y Bolivia. Luego ideó distintas formas de introducirla a Estados Unidos. Por ejemplo, cosiendo pequeñas bolsas llenas del alcaloide en el interior de fajas y brasieres. Griselda consiguió que sus fabricantes les hicieran los ajustes a estas prendas.
Para comienzos de los años 70 se había convertido en una robusta mujer que se teñía el cabello de amarillo, usaba montones de joyas e inspiraba un profundo temor. Éste se percibía en el tono con que se referían a ella llamándola Madrina, apodo escogido por ella misma tras ver la película El Padrino. Quienes la conocían decían que una de sus costumbres era la de ordenar matar a quienes les debía dinero.
Si bien era inteligente, astuta y de sangre fría, Griselda no sabía leer ni escribir bien. Aun así, era muy hábil en los negocios. Sólo le importaba cómo “exportar” a Estados Unidos la mayor cantidad posible de cocaína. Nada de inmiscuirse en los problemas callejeros de la distribución de aquélla.
Su fama de mujer temida fue en aumento. Ordenaba matar a todo aquel del que sospechara la menor traición porque, según decía, “Así no se complican las cosas”. De hecho, sentenciaba una y otra vez cosas como: “Si mi madre me hace algo, también la mato”. La certeza con que pronunciaba estas palabras hacía que nadie pusiese en duda su intención.
Para 1972 Griselda era la principal conexión de la mafia colombiana con la de Nueva York, lo cual le dio un gran poder económico. La Madrina disfrutaba gastando en accesorios el dinero que ganaba. Llegó a tener más de 300 pares de zapatos. Incluso, éstos llegaron a ser fuente de inspiración: un día, mientras se calzaba, se le ocurrió transportar cocaína dentro de los tacones. Este golpe de creatividad le reportó grandes ingresos. Satisfecha con sus logros, se dedicó a hacerse numerosas cirugías estéticas en Brasil. Otro de sus lujos fue tomar té en una vajilla que había pertenecido a la reina Isabel II, robada por unos colombianos durante la estadía de la Reina en Canadá. También fue propietaria de algunas joyas de Evita Perón.
A mediados de los años 70 conoció a los hermanos Paco, Diego y Darío Sepúlveda, pistoleros, narcotraficantes y asaltabancos, lo cual tuvo acontecimientos decisivos en su vida, como que Darío se convirtió en su amante y luego, en su esposo.
Para entonces, la relación con Alberto Bravo comenzaba a declinar. Él era de un mejor círculo social, al cual no la presentaba. Además, el hermano de Alberto, Bruno, quería metérsele al negocio. Ella pensó que, en un “triunvirato”, tendría las de perder y ordenó secuestrar a Bruno para desanimarlo. Alberto, a instancias de Griselda y sin saber que ella era la destinataria, pagó el rescate de US$250.000 por Bruno para evitar, como le decía ella, “situaciones peores”. Pero poco después ordenó matarlo, por insistir en metérsele al negocio.
Durante ese tiempo de decadente relación con Alberto, María Gutiérrez, la dueña de la agencia de viajes a través de la cual Griselda viajó tantas veces a Estados Unidos con su primer marido, le habló a la DEA de Griselda. No porque odiara el narcotráfico sino por envidia por los lujos que se daba Griselda. María, mujer de una familia pretendidamente distinguida, no podía darse ninguno de esos lujos, y veía con rabia que una nueva clase social de delincuentes disfrutara de lo que hasta hacía poco tiempo había sido privilegio de la “clase alta”.
Además de contar lo relacionado con el negocio de la cocaína, María habló de las orgías en las que se sumergía Griselda. Que en ellas el licor y la droga abundaban, así como los cuerpos de jóvenes de uno y otro sexo. Insistió en que, al finalizar su relación con Alberto, La Madrina prefería los suaves cuerpos de las muchachas, y que algunas fueron asesinadas por el intenso placer que le producía verlas morir.
Pero La Madrina dejó a un lado las bacanales cuando, el 22 de noviembre de 1975, en el aeropuerto de Cali (Colombia) fue detenido un avión en el que se encontraron 600 kilos de cocaína. Era el mayor decomiso hasta el momento en la historia del narcotráfico colombiano y ponía en evidencia los alcances que en poco tiempo había logrado la red que ella dirigía.
Griselda se sintió traicionada y cobró venganza: ordenó eliminar a todos los pequeños traficantes de Miami, dizque por haberla chivateado. Además, lo hizo porque el negocio al menudeo de esos tipos era un obstáculo para su intención de extender una gran red de tráfico de drogas en toda la ciudad. En tres días, 40 narcotraficantes fueron acribillados o desmembrados, lo que se conoció como la “Matanza Medellinense”. La DEA supo a qué narcos se enfrentaba.
Entre tanto, tratando de revivir la relación amorosa con Griselda, Alberto le regaló en la navidad de 1975 una ametralladora Ingram Mac-10, “lo último en guaracha” en tal momento, enchapada en oro y con incrustaciones de esmeraldas y diamantes. Y le regaló un collar de esmeraldas intercaladas con diamantes de tres quilates, que le costó más de un millón de dólares. Gracias al cariñoso regalo navideño, Alberto logró vivir y permanecer al lado de Griselda un tiempo más.
Según Richard Smitten, La Viuda Negra aprovechó el desfile de veleros de las fuerzas navales de diferentes países que en 1976 participaron en la celebración del bicentenario de la independencia de los Estados Unidos, para sobornar a la tripulación del buque-escuela Gloria, orgullo de la Armada colombiana, e introducir mil kilos de cocaína a aquel país.
Por su parte, Alberto Bravo, según alardeaba ella misma, no murió por orden suya sino de su propia mano: “Alberto estaba sentado en el automóvil y yo estaba parada junto al auto. Estábamos hablando... discutíamos. Me dijo cosas muy feas. Yo le dije: ‘Esas palabras nunca más saldrán de tu boca’, y tiré del gatillo. No fue culpa mía; fue sólo un reflejo”.
Poco tiempo después, Darío Sepúlveda se convirtió en el padre de su cuarto hijo, bautizado como Michael Corleone en honor de don Vito Corleone, El Padrino. Junto a Darío se intensificó el asesinato de los acreedores de Griselda, ya que el sicariato era la especialidad de él y sus hermanos.
El problema fue que, al saldar sus deudas a balazos, La Madrina atrajo los ojos de la DEA. En julio de 1979 ocurrió la “Masacre de Dadeland”, llamada así porque se ejecutó en ese, el centro comercial más grande del sur de la Florida en ese entonces. Miami, como dice Richard Smitten, adquirió fama de capital de los asesinatos, de la ciudad más violenta de Estados Unidos. Aparecía en todas las portadas de periódicos y revistas como el paraíso del narcotráfico y las masacres. Y el nombre de Griselda Blanco se asoció cada vez más a todo eso.
Entre tanto, el incipiente “Cartel de Medellín” (Colombia) estaba insatisfecho con las acciones de Griselda, pues hacían que la policía dificultara el tráfico de drogas. Consciente de los riesgos que corría por esta insatisfacción de los miembros del cartel, Griselda fingió su muerte y envió sus “restos” a Colombia, pero pronto se supo del montaje. Debido a esto, La Gaga y Darío manejaron el negocio desde la clandestinidad de 1980 a 1982. Después de esto, los hijos de ella se encargaron del negocio; pero, como no les fue tan bien como a su madre, ésta comenzó a tener problemas financieros.
Pero no eran sus únicos problemas: entre 1981 y 1984 su adicción a las drogas y al alcohol se agudizó tanto, que sus hijos pensaron que había enloquecido. Uno de sus pasatiempos, estando ebria, era el de recordar a quienes había matado y brindar por la forma en que lo hizo.
Los conflictos con Darío se agudizaron por la crianza de Michael. Darío deseaba que el niño tuviese una buena educación y ella no lo creía necesario. A tal punto llegaron las cosas, que Darío se largó para Colombia con el niño. Poco después de haber llegado y tras recoger a su hijo, en las afueras de Medellín lo sorprendió la policía. Él trató de huir pero ésta lo baleó. Durante muchas noches el pequeño Michael no paró de llorar y de decir: “La policía mató a mi papá”. Nadie supo cuánto le costó a Griselda el soborno para recuperar a su hijo.
La sangre siguió corriendo y el choque entre La Madrina y el clan colombiano de Rafael Cardona Salazar y los Ochoa se hizo inevitable. La Gaga se había endeudado con Marta Ochoa y, cuando ésta le cobró, ordenó asesinarla. Esta muerte le agudizó el conflicto con los otros grupos de narcotraficantes, que no se sentían a gusto con los métodos “negociadores” de Griselda.
Luego de intensas pesquisas en lugares de Estados Unidos donde Griselda o sus hijos habían dejado rastro, y recurriendo a reos que negociaban rebaja de pena por ayudar a encontrar a La Madrina, el 17 de febrero de 1985 Griselda Blanco cayó en manos del detective de la DEA Bob Palombo, quien desde hacía 10 años la seguía. La mujer fue llevada a juicio, el cual despertó suspicacias y polémicas por lo leve de la pena: 25 años en una cárcel federal. Para muchos observadores y seguidores del caso, como el investigador Palombo, esta fue una decisión sorprendente ya que, al ser considerada uno de los peores asesinos de Florida, creían que iría a la silla eléctrica.
Tras casi 20 años de prisión, Griselda fue puesta en libertad el 6 de junio del 2004 (tenía 61 años) y deportada a Colombia de inmediato, donde, si bien no tiene procesos en su contra, ha vivido bajo su propio riesgo, debido a los enemigos del pasado. Se rumora que 3 de sus 4 hijos fueron asesinados por sus enemigos y también que ha sobrevivido “en santa paz”, no por las toneladas de dinero que mantuvo encaletadas, sino por haberse “acercado a Jesucristo”.
Curiosamente, eso de que Jesucristo se les apareció en la celda y los perdonó y los ungió como predicadores de su palabra, es el cuento con que últimamente están resultando los peores asesinos en Colombia, tras ser encarcelados. n
l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l
DE AVISOS Y GRAFITOS (1)
(Jairo Cely Niño)
En el segundo semestre lectivo de 1978, cuando cursaba mi noveno semestre de Ingeniería Mecánica en la Universidad Francisco de Paula Santander, apareció, junto a la entrada a la Decanatura de la Facultad de Ingeniería, un aviso manuscrito en un cuarto de cartulina anunciando que se había perdido una calculadora programable marca Tal y modelo No Sé Qué, y concluía emplazando a quien la encontrara a entregarla en la secretaría de la Facultad de Ingeniería. Y digo que «emplazando», porque omitió las palabras «por favor» y no ofreció «propina».
El día siguiente apareció, debajo del aviso susodicho, otro aviso manuscrito en media cartulina ofreciendo al mejor postor una calculadora programable de la marca y el modelo mencionados en el cartel del día anterior, y dando plazo a los interesados para dejar, en la secretaría de la Facultad de Ingeniería, un número telefónico y el monto de la oferta. El aviso concluía con que, si la secretaria se había portado «a la altura», [recibiendo la información y reportándola cuando la llamara el «subastante»] un día después del plazo se llamaría al «feliz afortunado» para acordar el sitio de la venta.
No averigüé si lo de la «subasta a distancia» era mamadera de gallo o era cierto. Pero, por lo «precisista» del mensaje, diríase que «la pinta» estudiaba Ingeniería. n
l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l ▬▬▬▬▬ l
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
N O T A S :
Cualquier nota que no tenga explícitamente autor, debe ser
atribuida exclusivamente al director de Occidente Universitario.
Por limitaciones pecuniarias, las ediciones «en papel» de
Occidente Universitario, que se difunden completamente
gratis, es de 45 ejemplares.
La edición Nº 106 de Occidente Universitario saldrá
(probablemente) el lunes 31 de agosto del 2009.
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
cucutanuestra@gmail.com