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OCCIDENTE UNIVERSITARIO
N° 100 (Ver todos los números)

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Publicación informal, editada en la UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER

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Director: JAIRO CELY NIÑO l 8 pp (la edición en papel) l Viernes 13 de Febrero del 2009
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EN ESTA EDICIÓN :
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A MODO DE «EDITORIAL (O DE ALGO ASÍ)».
LOS PARADIGMAS.
REFLEXIONES PEDAGÓGICAS.
LA DANZA DE LOS BILLONES (2).
LA ATENAS SURAMERICANA.
EL AMANUENSE DEL TODOPODEROSO.


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A MODO DE «EDITORIAL» (O DE ALGO ASÍ).

«Hasta que San Juan agache el dedo»

El 26 de octubre del recién pasado año (hace casi cuatro meses), se cumplieron siete años de haberse difundido la primera edición de esta modesta e informal publicación.
Y como «el suscrito» Director no padece mesianismo, al inventarla no le hizo «lanzamiento» en algún club social del «notablato» cucuteño, y menos escribió un editorial para advertirle a los lectores que llegaría el día en que Occidente Universitario llegaría a sus cien primeras ediciones.
Necia habría sido esa advertencia, pues de lo único que está seguro «el suscrito» Director es de que se tiene que morir (y sólo aspira a no morir de envidia), lo cual podría ocurrir dentro de media hora o treinta años.
Claro está que sí aspiraba a que la vida le alcanzara para ver llegar esta modesta e informal publicación a sus diez primeras ediciones, luego a otras diez y así, sucesivamente, «Hasta que San Juan agache el dedo», como dice una frase de cajón.
Pero, como diría Perogrullo, o de pronto Pambelé: todo llega en esta vida, comenzando por la muerte. Y la vida le ha alcanzado al «suscrito» Director para ver llegar, un viernes 13, esta modesta e informal publicación a sus cien primeras ediciones, lo cual, desde luego, no tendrá «celebración» y menos en un club social del «notablato» cucuteño, del cual, por carecer de «pedigrí» (y de plata, sobre todo, pa’ comprarlo), jamás ha tenido ni tendrá carnet o acción «el suscrito» Director.
La primera edición fue de sólo un par de páginas, por lo cual «el suscrito» Director pudo «darse el lujo» de pagar un centenar de fotocopias. Ahora que el número de ediciones ha llegado a cien y la presente tiene ocho páginas, el tiraje es de cuarenta ejemplares solamente, como lo ha sido desde hace prácticamente siete años.
Tan escaso tiraje obedece, obviamente, a limitaciones pecuniarias, aunque a veces ha ocurrido que algún «subscriptor» ha fotocopiado su ejemplar para obsequiarlo a algún que otro amigo,
No obstante, desde mayo del 2006 Occidente Universitario es «subido» a la página web www.cucutanuestra.com, por cortesía del webmaster, quien tuvo la deferencia de solicitarle al «suscrito» Director los textos magnéticos para «subirlos a la red», y quien le ha comentado que desde algún que otro país de Europa (curiosamente, no de América y menos de Colombia) le han «reportado sintonía», como dicen en la radio.
Y durante sus siete años de existencia, de Occidente Universitario han emanado siete libros que compilan algunos de los artículos que en él se han publicado, de los cuales (de los libros) cinco los ha editado la Universidad Francisco de Paula Santander, cuyos escasos ejemplares gratuitamente han sido difundidos.
Tales logros, si se los puede así llamar, son nada de otro mundo. Sólo satisfacciones personales de sus «columnistas compulsivos», quienes, como no se han tomado a pecho aquella frase de cajón según la cual «Por la plata baila el perro», comparten aquella frase bíblica según la cual no sólo de pan vive el ser humano.
El único y modesto propósito de esta informal publicación es el de que se atrevan a expresarse por escrito, a sabiendas de que, quien escriba, personalmente tiene que responder por lo que afirme, si es errado o percibido calumnioso. Y tal vez esa «espada de Damocles», de que la escritura demanda afrontar las consecuencias, sea lo que inhibe de escribir a más de uno.
En uno de los párrafos de la Introducción de Quadriga III, uno de los cinco libros emanados de Occidente Universitario que ha editado la Universidad Francisco de Paula Santander, se menciona que, aunque los editoriales de Occidente y uno u otro artículo ocasionalmente le han «sacado la piedra» a uno o más de uno, sus autores no han sido objeto de retaliación o agresión. Por lo menos, no intra campus.
Pero, como nada es perfecto en esta vida, pareciera que extra campus ya se comenzó a practicar el «tiro al blanco» en contra de Occidente, de lo cual quedó registro en el «Editorial (o algo así)» de la edición 99, titulado: Narcisismo y odios hiperbólicos.
«¡Gajes del oficio!», claro está. Pero, como tituló el diario El Espectador en primera plana alguna vez, encima de la foto que mostraba la grotesca devastación que dejó la explosión del carro-bomba que a sus instalaciones le puso el narcotráfico: Seguimos adelante.
Desde luego, «¡Hasta que San Juan agache el dedo!». n


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Los paradigmas

GUILLERMO CARRILLO BECERRA,
profesor Asociado emérito de la UFPS.
gecarril60@yahoo.es

Los paradigmas son una serie de creencias que nos sirven para actuar en determinada dirección, sin hacer el más mínimo esfuerzo por analizar y digerir si lo que estamos haciendo o respondiendo, es lo más correcto. Quienes tienen paradigmas son personas que actúan por reflejo y están totalmente convencidas, por ignorancia o por costumbre, de que esa es la verdad revelada. Se aferran tanto a su pensamiento, que pareciera que el cerebro lo tuvieran de florero. Un caso clásico es el del padre de familia que, cuando examina la libreta de calificaciones de primaria de su adorado chamo, lo mira compasivamente porque nota que su rendimiento en matemáticas es pésimo. En seguida se le viene a la mente aquello de que “los que dominan los números son los más inteligentes”. “Ni modo. No hay remedio. Le tocará ser médico o abogado o rector, pero no ingeniero”, se resigna el atribulado papi.
En realidad, todo mundo tiene paradigmas, individuales y colectivos. Entre los individuales están los de siempre: la más bella del pueblo, el tumbalocas del barrio, el genio del curso, el rico de la vereda. Mientras no se metan con los demás, hay que tomarlos como personajes inofensivos que nos causan risa. En cambio, los colectivos hay que verlos más en serio, ya que pueden afectar a grandes segmentos de la población. “Todo sindicalista es comunista”. “Los protestantes son enemigos de la Iglesia Católica”. “Los ecuatorianos son una partida de pendejos”. Con un simple ejercicio mental nos damos cuenta de que todas estas expresiones son falacias que se caen por su propio peso. ¿Por qué hay personas que creen en ellas? Por algo muy simple: “Una mentira, repetida 100 veces, se convierte en una verdad”, decía el doctor Joseph Goebbels, máximo propagandista del régimen nazi.

PARADIGMAS HISTÓRICOS
La televisión no tiene futuro. Lo dijo, en 1947, Darryl Zanuck, director de la empresa cinematográfica “20 Century Fox”. Si pudiera ver la realidad de hoy, se sorprendería al observar que millones de seres pasan horas y horas ante la “caja idiota”.
El hombre nunca llegará a la luna. Afirmación del doctor Lee Forest, en 1967, inventor del tubo de audión, que le dio gran impulso a la radio. Dos años después, el comandante Neil Armstrong alunizó en nuestro satélite.
La leche en polvo es un adefesio. Se mofaban los ganaderos suizos cuando se enteraron de su aparición en el mercado. Hoy son los mayores accionistas de la Nestlé, principal multinacional en este ramo.

PARADIGMAS POLÍTICOS
Mientras la guerrilla exista, hay que reelegir a Uribe. (Los reeleccionistas de acá.)
Mientras el imperialismo yanqui nos maltrate, hay que reelegir a Chávez. (Los reeleccionistas de allá.)
Y así, con estos mensajes, repetidos una y otra vez, se va formando una matriz de opinión que termina por convencer a una gran masa de la población, dando como un hecho cierto que fuera de los dos mesías no hay salvación. Se emplean todos los mecanismos de la mercadotecnia y la publicidad para imponer su producto.

PARADIGMAS SEXUALES
Es un mundo aparte, plagado de toda clase de mentiras y falsedades. En él reinan y mandan los charlatanes esotéricos, brujos, yerbateros, pitonisas. Recetan una serie de menjurjes para garantizar el éxito de su verborrea: “Te lo traigo”, “Te lo amarro”, “Espantamozas”, “Encoñamiento fijo”, “Super potenciador”.
Se especializan en baños renovadores de la libido, lectura de cartas, fumar el tabaco, interpretar cunchos de café, preparar pócimas de amor y odio. En fin, es una cofradía de estafadores que se valen de la ignorancia, en aspectos sexuales, de mucha de nuestra gente, generando toda clase de conflictos humanos.
Las personas que acuden a esos insalubres consultorios, deberían darse cuenta de que las dificultades se arreglan es con ayuda profesional, no con malandros. Buscar la asesoría de sicólogos y sexólogos es ir por el camino correcto. Dejar tanta estupidez sobre el sexo, es comenzar a gozar un don de la naturaleza. Es mejor quedarse con el paradigma del pollito del comercial televisivo: sin condón, ni pío.

PARADIGMAS EDUCATIVOS
Le cedo la palabra al señor Adrián Colazo, profesor chileno, quien hace esta reflexión:
«—Cuando el maestro habla, el alumno aprende.
»—Cuando el alumno lee, aprende.
»—Cuando el alumno repite lo que oyó o leyó, ya aprendió.
»Lamentablemente, estos tres paradigmas son equivocados. ¿Cuánto sabemos de historia, geografía, filosofía, contabilidad, mecánica y todos los demás saberes? Sólo aprendemos aquellas cosas que ponemos en práctica: a cocinar, a tocar un instrumento, a nadar, a bailar, a reparar una máquina, a fabricar un mueble, a montar en bicicleta, a manejar un computador.
»Un cirujano aprende a operar, porque es su trajín permanente. Un mecánico repara autos, porque así se gana su vida. El panadero nos suministra el pan fresco, porque a diario está sobre la masa. De esta manera las personas se forman laboralmente y, por eso, la sociedad en conjunto progresa, ya que se da un perfeccionamiento colectivo y permanente. El conocimiento, si no está al servicio de los demás, no tiene sentido.
»¿Cuántos avances habría en la educación, si se cambiaran los actuales paradigmas educativos por uno que es el fundamental: “Sólo se aprende aquello que se practica”?»
(Cúcuta, febrero de 2009)

Post-Scriptum. Hoy llegamos al número 100 de nuestro Occidente Universitario, publicación informal, partera de 7 libros. Con un único paradigma: bajo su responsabilidad, cada cual puede escribir lo que se le da la gana.
¿Cuáles son nuestros objetivos?, pregunta alguien. Es muy simple: practicar el derecho de opinión, sin temor a ser cuestionado. n


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Reflexiones pedagógicas

ALIRIO NÚÑEZ CORREA, profesor de
la Facultad de Ciencias Básicas de la UFPS.
alinconuez@yahoo.es

EL DOCENTE BAJO LA LUPA
DEL SUJETO EDUCABLE

EL QUEHACER DOCENTE
El estudiante debe preparar, al igual que el profesor, su clase con anticipación. No puede participar de la reflexión pedagógica mostrando la agenda con los mismos contenidos y actividades de la clase anterior. Hay que leer y consultar, constantemente. La lectura da fundamentos para ser crítico, para realizar juicios, para argumentar, para proponer, para demostrar. De la forma, eficiencia y calidad del aprendizaje dependen los resultados de la competencia en las lides del proceso educativo.
¿Cómo aprenden nuestros estudiantes, qué aprenden, cuál es la eficiencia de su aprendizaje y cómo enseñan nuestros docentes? Es una pregunta muy común, pero que tiene muchas respuestas por parte y parte. Bajo la lupa de la mirada del sujeto educable, él y el docente pueden interactuar activamente y afrontar los grandes retos de la educación.
El profesor coloca el tema, recalca el objetivo de la clase, enfatiza en por qué hay que aprender ese tema específico, lo ubica dentro de la historia de la humanidad, dentro de un período del desarrollo o evolución del conocimiento, menciona los personajes involucrados en el tema, europeos o americanos por lo general, hace hincapié en el sentido del por qué hoy y mañana hay que aprehender el conocimiento específico relacionado con el tema de la clase. Despierta el interés por adquirir el conocimiento, expone el marco teórico, lo aplica en la solución de ejemplos y problemas. Pasa al tablero a uno o dos estudiantes a verificar, a sustentar los juicios, las opiniones, las proposiciones. Coloca actividades en clase para realizarlas en forma individual o para resaltar el trabajo de grupo, para observar el desempeño colectivo y solidario, y para analizar o cuestionar el cúmulo de preguntas que se generan, que brotan como manantial de ideas o expectativas sobre la actividad que se realiza sobre dicho tema. Se deja programado el desarrollo de otros ejercicios, de otras actividades acompañadas de consultas y de preguntas para la reflexión sobre el tema y los logros esperados. Es decir, se dejan programadas actividades para realizar en el “tiempo libre” del estudiante, según el nuevo criterio de la flexibilidad curricular en la educación superior.
A la clase siguiente, el docente espera pacientemente la llegada de sus educandos y, después de ese instante “tan prudencial”, recuerda sutilmente el tema anterior y deja otro espacio de tiempo para que cada estudiante aliste los resultados de su actividad anterior con el fin de demostrar su producto ante cualquier estrategia de evaluación que hayan convenido previamente o que el profesor mencione en ese instante: resumen cognitivo, mapa conceptual u otro instrumento de evaluación, de acuerdo con la experiencia del profesor y de acuerdo con el tema específico.
En la hora o dos horas de clase ha hecho un seguimiento al desarrollo de las actividades por parte de los estudiantes, a sus resultados, a sus conclusiones, a sus juicios, al trabajo tanto individual como de grupo. Ha utilizado la evaluación como un indicador cuantitativo o cualitativo para determinar la eficiencia del aprendizaje por parte del estudiante o la eficiencia del proceso enseñanza-aprendizaje y reorientar la ruta del camino de acuerdo con los resultados. El profesor dedica bastante tiempo a la reflexión sobre sus logros evidenciados en la evaluación y realiza procesos de retroalimentación para orientar su próxima clase.
Desde luego que la mayoría de los participantes de la clase demuestran interés, esmero, dedicación, esfuerzo, sacrificio, ganas, creatividad, innovación, pertenencia y pertinencia por el estudio, por el programa académico y por la institución, y conocen la misión y la visión de estos últimos.

ACTIVIDADES DE PLANEAMIENTO
Se necesita, pues, desde el inicio del curso, una planeación curricular. Determinar los contenidos de la asignatura, secuenciarlos de acuerdo con un orden lógico, priorizarlos, darles peso, relacionarlos con el tiempo, el tiempo presencial y el tiempo libre del estudiante, el tiempo real y el tiempo teórico. Relacionar los contenidos, el peso, el tiempo asignado con las semanas del calendario del semestre de la institución, tener en cuenta los previos, el examen final, el de habilitación, observar los ritmos de avance del desarrollo del proceso educativo y compararlo con los demás profesores. Tener conocimiento del grupo durante las clases, conocerlo en cuanto a comportamiento, en cuanto a formas de pensar si es posible.
Se necesita elaborar guías de trabajo, guías de actividades, guías con marco teórico sobre temas específicos y planear las evaluaciones desde un principio.
El docente tendrá todo el tiempo disponible para desarrollar estas actividades, dispondrá de un computador personal, manejará la informática y la estadística, poseerá más de un software matemático y, como es creativo, innovador y actualizado, realizará asesorías a los estudiantes, tanto en clase como fuera de ella, personalmente y virtualmente utilizando los portales de Internet de la institución, y utilizará las salas generales de exposición y los espacios virtuales de estudio, mantendrá los correos actualizados y se comunicará vía e-mail con todos los habitantes cibernéticos del planeta Tierra, que es su terruño dentro del mundo globalizado de las NTIC (Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación) para no desteñir con ellas, para no amargase la vida cuando le digan que por la edad pertenece a la “generación de la guayaba” y que nunca, por la edad, podrá recibir el calificativo de “chico de la generación virtual del siglo XXI”.

PREPARACIÓN PERSONAL
Pero usted, profesor, no da su brazo a torcer y en la actualidad tiene o cursa una especialización o una maestría en la misma institución donde labora o en otra de la región o en otra de un país vecino. No importa que todos los fines de semana esté viajando, no importa que no le dedique el tiempo justo a su familia. Usted sabe que los postgrados abren las ventanas hacia la ciencia y la tecnología y por esto pertenece a un grupo de investigación relacionado con su disciplina o con su profesión actual de docente. Además, asiste a reuniones semanales, libres u obligatorias, para organizar, planear y desarrollar múltiples actividades.

EL MANEJO DE LA INTERNET
El profesor utiliza la Internet en la red de la institución o accede a un programa de Internet en su residencia con banda ancha que brinde velocidad, eficiencia y comodidad. Consulta portales de educación de todo tipo, especialmente los del Ministerio de Educación y contextualiza los modelos educativos del Ministerio para la educación superior, de acuerdo con la finalidad de la ecuación superior contemplada en la Constitución Política de Colombia y desarrollada en la Ley de Educación Superior (ley 30 de 1992) y complementada por la Ley General de Educación (ley 115 de 1994). Está al día con los decretos relacionados con los estándares de registro calificado de los programas académicos de la educación superior, y otras leyes y sus decretos reglamentarios relacionados todos con la educación en Colombia.

LOS ECAES

El profesor, además de todo lo anterior, sabe que los ECAES son los Exámenes de Calidad de la Educación Superior y que son un instrumento para evaluar el nivel de competencias de los estudiantes universitarios. Que el resultado de los ECAES sirve para evaluar los programas académicos, para evaluar las instituciones, para evaluar la forma como se está enseñando en el país. Para evaluar el modelo educativo, los modelos pedagógicos e identificar qué se debe corregir en la formación de los colombianos.
Se afirma que los ECAES no evalúan contenidos y que, por eso, en un modelo pedagógico puede a veces estar basada la formación del estudiante en contenidos o en competencias. Las competencias que evalúan los ECAES son interpretativas, argumentativas y propositivas, fundamentalmente de los estudiantes. Y que algunos países de América Latina y de Europa han reestructurado su modelo educativo con propuestas hasta el año 2010, fundamentadas en programas basados en competencias.

EL APRENDIZAJE VISUAL
En Internet, utilizando el profesor y el estudiante su tiempo libre, encontrarán diversos modelos para estructurar procesos de aprendizaje utilizando la información.
Encontrarán el “aprendizaje visual” como una herramienta compuesta por un conjunto de métodos u organizadores que utilizan formas gráficas, tanto para representar información, como para trabajar con ideas y conceptos apoyándose en ellos.
Estos métodos buscan que el estudiante aclare sus pensamientos, refuerce su comprensión, integre nuevo conocimiento (organizando, procesando y priorizando información nueva o ya conocida) e identifique conceptos erróneos.
Como aprendizaje visual nos estamos refiriendo a los métodos como mapas conceptuales, diagramas causa-efecto, telarañas, mapas de ideas, líneas de tiempo, diagramas de flujo, cronogramas y matrices de comparación, entre otros, que promueven pensamientos de orden superior.
Todo lo anterior lo maneja el docente, porque es conocedor amplio de su disciplina como ingeniero, licenciado, administrador, médico, abogado, y otras profesiones. Y con postgrados en estos campos del saber, puede ahora observar al sujeto educable, al otro yo, y se ha percatado con asombro de la mirada del sujeto educable; y de esa mirada, de esa relación con el otro, ha surgido libremente la preocupación por sondear el espacio a veces intocable de la Didáctica, de la Pedagogía, de aquello que está inmerso en el proceso educativo, en pensar con interés y profundo sentido común en esa mirada a veces triste, a veces alegre, a veces llena de energía, pero que pide que se le mire como el otro yo, sin diferencias, sin niveles, solamente como el sujeto educable que es.

EDUCADOR–PEDAGOGO
Hay que reflexionar mucho en cuanto a educación, pero hay que darle cabida a la razón y alejarnos un poco de la emoción. Estamos bajo la lupa o la mirada del sujeto educable y determinar perfiles de un docente siglo XXI para la educación superior no es nuestro propósito por ahora, pues hay otros expertos en el tema muy conocidos en el ámbito de la educación. Solamente comentamos una realidad de clase, una realidad particular que no podemos generalizar a otras personas, pero si esto sucede con otras personas, con otras regiones, con otras instituciones, con otros países, pensamos que es pura coincidencia…
La sociedad francesa diferencia muy bien el concepto de Educador del concepto de Pedagogo. Los matemáticos afirman que toda función es una relación pero que no toda relación es una función. Esta afirmación matemática la podríamos aplicar diciendo que todo pedagogo es educador, pero que no todo educador llega a ser pedagogo. Reflexionemos un poco más sobre este aspecto.
Hay factores muy fuertes en nuestro medio, en nuestra sociedad, en nuestro país, en nuestro modelo educativo, en nuestros modelos pedagógicos, en nuestras practicas educativas, en nuestro currículo, en nuestra evaluación que reflejan plenamente nuestro comportamiento como educadores, pero que nos distancian de llegar a ser un Educador-Pedagogo.
Tal vez no valga la pena enfatizar sobre estos factores porque cada uno de ustedes los conoce bien. Sin embargo, mencionemos algunos: la aceleración del mundo moderno, los modelos económicos actuales, la transformación de la cultura, el cambio generacional, la inversión de la escala de valores, el nuevo concepto de familia, el nuevo concepto de sociedad, el aspecto mercantilista de la educación, la relación salario-obrero, perdón, salario-educador, porque salario-pedagogo no tiene precio.
Más cobertura, más cobertura, más calidad, más calidad y los mismos recursos. Más estudiantes y el mismo salario de hace años. Y en el caso de algunos profesores de algunas instituciones de educación superior, más compromisos en la relación profesor-profesor, profesor-estudiante, profesor-administrativo, profesor-directivo y profesor-comunidad.
Los modelos económicos exigen más conocimientos, más ciencia, más tecnología, más proyectos, más creatividad, más innovación, más cobertura, más calidad; y la persona, como ser humano, ¿qué? De la familia, la vivienda, la relación profesor-sociedad, la dignificación de la profesión de educador a nivel superior, ¿qué? n


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La danza de los billones (2)

CARLOS HUMBERTO AFRICANO,
profesor Asociado emérito de la UFPS.
kafrica_55@hotmail.com

En la primera parte de esta serie les mostraba el atentado contra Norte de Santander y contra Cúcuta con una ruta hacia Venezuela por los Llanos Orientales y les decía que se rieran por esto, que es el único consuelo que nos queda, por pendejos, por caídos del zarzo, porque “nos la estamos dejando montar”. Pero ahora van a tener que reírse como bobo en fiesta, cuando les cuente lo de “Los proyectos ‘sagrados’ del Gobierno”, entre los que está una segunda ruta, que unirá también el Océano Pacífico con el Atlántico, aislando aún más a Cúcuta y a Norte de Santander de nuestra República y de la República Bolivariana de Venezuela. Pero lo peor es que esta ruta, que será llamada “La Autopista de las Américas”, con una extensión de 1.948 Km en territorio colombiano, pasará bordeando toda la Costa Caribe, uniendo El Urabá con Paraguanchón, límite de la frontera con Venezuela en La Guajira, y por ahí mismo uniéndose con la ciudad de Maracaibo.
La obra, con algunas licitaciones y adjudicaciones cuyos cierres están previstos para este año, tienen un costo de 4.500 millones de dólares y unirá las principales ciudades costeras: Riohacha, Santa Marta, Cartagena, Barranquilla, con derivaciones hacia Valledupar, Carmen de Bolívar, Montería, Bosconia y Caucacia, conectando toda la región Caribe con Maracaibo y con toda Venezuela.
Además de esta vía principal, llamada “Autopista de las Américas”, la maraña de vías en el mapa de Colombia, presentado en los esquemas de El Tiempo del domingo 28 de enero de 2009, es tal que parece un bulto de anzuelos por el enredo de nuevas rutas que unirán los dos ejes Pacífico-Atlántico, mientras el mapa de Norte de Santander aparece desolado.
Las nuevas autopistas que formarán parte de este nuevo sistema de vías de la Nueva Colombia, son:
Autopista de las Américas: Darién-Paraguanchón. 1.948 Km. Costo: 4.500 millones de dólares.
 Autopista Ruta del Sol: Bogotá-Santa Marta. Vía nueva. 1.130 Km. Costo: 2.500 millones de dólares. Esta obra incluye variantes como la estrella central en Bosconia que une a la gran vía con Valledupar, Carmen de Bolívar y otros municipios de la costa con el fin de integrarlos al sistema. Lo mismo ocurre con varios municipios de Guajira, aparte de Riohacha. Recuerden que en la anterior entrega, les indicaba que la vía Buenaventura-Bogotá ya está en proceso de ejecución, con obras ya realizadas y que unen a estas ciudades y a Cali al sistema.
Autopista de la Nueva Independencia: Medellín-El Tigre. Nueva vía que unirá la ciudad “de la eterna primavera”, según dicen, con la gran vía de las Américas. Costo: 500 millones de dólares.
 Autopista de la Montaña: Manizales-Medellín. Con esta nueva vía se integrará la ciudad del café y, por supuesto, el eje cafetero a la gran arteria de las Américas. Costo: 1.000 millones de dólares.
 Sistema Ferroviario Central: Cali-Santa Marta. 1.045 Km. Costo: 500 millones de dólares. Es decir, que el eje central estará formado por vías carreteables y por tren conectando los dos ejes principales: Pacífico-Altantico.
Ferrocarril del Carare: de algún sitio de los Llanos a algún punto cerca de Puerto Berrío. 125 Km. Costo: 1.300 millones de dólares. Este ferrocarril unirá también los Llanos al sistema. Recuerden que ya quedará unido por la autopista Buenaventura-Cali-Bogotá-Villavicencio-Puerto López-Puerto Carreño-Delta Amacuro.
Pero además de la maraña de rutas principales —que le cuestan a la República de Colombia, incluido el excluido departamento Norte de Santander, la bobadita de 11.300 millones de dólares—, “hay 1.000 millones de dólares para ser destinados a la construcción de las llamadas vías arteriales de competitividad, que comuniquen las grandes troncales”, señala El Tiempo en un recuadro del texto. En todo este sistema vial del “resto de Colombia”, el departamento Norte de Santander no participa de su uso y beneficio.
Como se puede ver, con estas dos súper vías y con todo el sistema integrado de rutas, del cual fue excluido Norte de Santander, Cúcuta quedará aislada, sumida en el desamparo y entregada a su suerte, pues todo el comercio y turismo será desviado, por el norte, hacia las ciudades costeras y a Medellín, Manizales y Bogotá. Por el sur, hacia Cali, Popoyán, Armenia, Ibagué, Pereira, el eje cafetero, Ecuador y, por supuesto, Bogotá. Lo cual quiere decir que los venezolanos, brasileros, argentinos, paraguayos y uruguayos, en lugar de ir a “La Cenicienta” Cúcuta, irán a aquellas ciudades a turistiar, a tiristiar y a hacer compras directamente en los puntos de fábrica y en los centros de producción que desde ahora les ofrecen más. Y en sentido contrario, los colombianos, ecuatorianos, peruanos, asiáticos, llegarán por aquellas rutas hacia Venezuela, Brasil, Argentina, e islas del Caribe. Y Cúcuta quedará como cuando el terremoto: sola y desolada. Y como el ternero: mamando. A Bucaramanga, que tampoco está incluida en la danza billonaria, le será muy fácil pataliar, y ya lo está haciendo por la ampliación de la vía Barranca-San Alberto y por “La Ruta de los Comuneros” entre Bogotá-Bucaramanga, que la unirá a la “Autopista Ruta del Sol”.
Bueno, en medio de tanta noticia mala para Cúcuta, les tengo una buenísima que seguramente los va a alegrar muchísimo: las obras, algunas concluidas, otras por terminar, otras en proceso de ejecución, las de más allá en proceso de adjudicación y las demás en proceso de licitación, estarán en funcionamiento en el año 2013. Así que tienen 4 años para una era de miseria y sobrevivencia; o en el mejor de los casos, para abandonar este tierrero en que convertirán a la ciudad: el gavilán de la montaña, el buitre del valle, el gallinazo de la sabana, a los que se les unió el garrapatero de la costa.
Después de escrito este texto, se han producido nuevos eventos en relación con las vías de Norte de Santander pero que, en el fondo, no alteran las cosas.
Así, el miércoles 31 de diciembre de 2008, en medio de las fiestas decembrinas, el diario La Opinión soltó esta pelota: “Vienen más peajes”. Era, tal vez, el regalo de año nuevo para los nortesantandereanos. En un texto confuso, distorsionado y hasta engañoso, porque no se correspondía con el título, informaba que el ministro del Transporte se reunió con los gobernadores de Cundinamarca y Santander para finiquitar lo de “‘La Ruta de los Comuneros’ que conectará a Bogotá con Venezuela”. El gobernador de Cundinamarca declaró que “los esfuerzos estarán centrados en optimar (sic) la movilidad de los corredores viales de Villeta, Facatativá, La Punta, El Vino, Fontibón, Girardot y Puerto Salgar”. O está despistado el gobernador, o La Opinión quiere despistarnos, porque ni el mensaje subliminal del ministro, “conectar a Bogotá con Venezuela”, ni los sitios nombrados por el gobernador se corresponden con la vía que a los nortesantandereanos nos quieren hacer creer: Bogotá-Tunja-San Gil-Bucaramanga-Cúcuta, sino con la llamada “Ruta del Sol”, que sí pasa por allá, sí une a la capital con el sistema central y sí conecta a Bucaramanga con ese sistema. El costo es de 3,7 billones de pesos y dizque estará terminada en el año 2018.
En esa reunión también estuvieron dos senadores de Norte de Santander que “hablaron” o pidieron los dos peajes sobre la vía (trocha) Cúcuta-Ocaña, y que nos ofreció el ministro como “regalo” de año nuevo.
El domingo 18 de enero de 2009, con el título “Paciencia y cuidado”, el diario La Opinión publicó en primera página otro texto con fotos y esquemas, sobre los “pañitos de agua tibia” que le están poniendo a la carretera Cúcuta-Bucaramanga y en un recuadro, en otro texto confuso, habla de la “doble calzada”, pero nada que esto se produce o traduce en decretos del ministro, porque el aporte que dio fue de apenas de $378.000 millones y no los 3,7 billones anunciados con bombos y platillos por el ministro y por el gobernador de Santander en declaraciones por el canal televisivo RCN.
El martes 27 de enero de 2009 vino el ministro del Transporte a Cúcuta a seguir dándonos contentillo con las vías para Norte de Santander. No me invitaron a la reunión que se celebró en el “Clubcomercio”, pero sí oí las declaraciones del ministro por una emisora local. Aparte de las babosadas confusas sobre “La Ruta de los Comuneros” que “conectará a Bogotá con Venezuela”, no dijo nada bueno. O tal vez sí: confirmó lo de los dos peajes sobre la trocha Cúcuta-Ocaña, pero no habló de aportes para esta vía.
Tan babosadas serían, que La Opinión no encontró qué informar sobre las declaraciones del ministro, en la edición del día miércoles 28 de enero, pero sí informa: “un paquete de buenas noticias dejó el ministro de transportes… al término de la sesión en el Club Comercio, las cuales recibieron los asistentes con el beneficio de la duda, en razón de las experiencias que ha tenido el departamento frente a las respuestas de los organismos administrativos del Gobierno Nacional”.
Las buenas noticias a que se refiere La Opinión son algunos millonsejos para los “pañitos de agua tibia” para las vías: Carretera Central del Norte, Samoré-La Legía, variante de Pamplona (cualquier cosa que eso signifique) y Carretera del Carbón, que en lugar de ir a Ocaña, va a Tibú-El Tarra-Convención-La Mata. Nada que aparecen por ahí los 3,7 billones para la tal “doble calzada”, dizque Cúcuta-Bucaramanga, y ahora, en una hábil distorsión “para confundir al enemigo” hablan de manera confusa y distraída, de la “doble calzada Bogotá-Bucaramanga” a la que le agregan como apéndice a Cúcuta.
De modo que la vía Bogotá-Tunja-San Gil-Bucaramanga-Cúcuta, no está dentro de los “proyectos sagrados del gobierno”, ni la tan mentada doble calzada, ni la ruta por el alto de El Escorial, la cual nadie menciona y que es la prioritaria como la verdadera unión de Cúcuta y Venezuela con el país, ni la terminación de la vía o trocha Cúcuta-Ocaña que nos conectaría, con la Ruta del Sol por Ocaña, con el ferrocarril central, a la altura de Aguachica, como ruta del carbón. Todo, porque Norte de Santander no es Colombia. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos la vamos a dejar montar?
Como son tantos “los proyectos sagrados del gobierno”, que cuestan 50.000 millones de dólares y que nada le toca a nuestro departamento, pero sí nos afectan de manera vital, queda tema para un tercer artículo sobre: generación de energía, refinerías, petróleo, carbón y exportaciones; temas que serán tratados en la próxima entrega de esta saga.
(Cúcuta, febrero de 2009) n

ADENDA 1: El doctor Alfredo Yáñez, en su habitual columna de los miércoles en el diario La Opinión, del miércoles 14 de enero de 2009, titulada esta vez como “Nuestros Reyes Magos”, escribe lo siguiente: “Aparece el primer rey mago. Le dicen el Melchor del gabinete, por su color. Viene montado en una retro Caterpillar, modelo 2008. Cargado de escapularios, medallitas, auxilios para vías pero en otros departamentos diferentes al nuestro. No se pongan tristes, para Norte de Santander también nos trae algo: ‘lluvia de sobres’, sobre ellos se lee: ‘peaje Cúcuta-San Antonio’, ‘peaje Cúcuta-Ureña’, ‘peaje Puente La Gazapa’, ‘peaje Cúcuta-Ocaña’, peaje donde los nortesantandereanos los dejen”.
Nuevamente, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos la vamos a dejar montar? n

ADENDA 2: En el mismo diario, fecha y página, el doctor Pedro Durán Barajas, en su columna también habitual, esta vez titulada “Cúcuta D. F. sin peaje”, escribe: “…El desarrollo vial de Cúcuta se supedita a la posibilidad incierta que representan los compromisos de la firma San Simón, que obliga a dicha firma a la construcción de 16 obras de las que hasta la fecha no hemos visto nada pese a que desde hace un año está recaudando el peaje”.
Nuevamente, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos la vamos a dejar montar?
Agrega, además: “Una de las propuestas de MGC (por los nombres y apellido de un dirigente político) es solicitarle al Gobierno Nacional la nacionalización y el otorgamiento de placas cucuteñas a los vehículos venezolanos…”.
Claro que me le apunto a esa. Pero que también pidan al Gobierno Nacional, y que éste otorgue, dineros para las necesarias obras del departamento, que también es Colombia. n

ADENDA 3: El domingo 18 de enero de 2009 el doctor Jorge Enrique Arenas, también en su habitual columna dominical de La Opinión, esta vez titulada “Prohibido retener documentos”, escribe: “La ley 962 de 2005 define en el Artículo 23: Prohibición de retener documentos. Modifíquese el artículo 18 del Decreto 2150 de 1995, el cual quedará así: ‘Artículo 18. Prohibición de retener documentos. Ninguna autoridad podrá retener la cédula de ciudadanía, la cédula de extranjería, el pasaporte, la licencia de conducción, el pasado judicial, la libreta militar o cualquier otro documento de las personas’”. Además, agrega el doctor Arenas: “En caso de que la autoridad no interprete la presente ley, la podemos remitir al artículo 140 del Código de Tránsito, el cual fue declarado inexequible mediante sentencia C-799/03 de la Corte Constitucional, la cual deja sin validez la retención de la licencia de conducción cuando las multas no han sido canceladas”.
¡Pilas, pues! No se la dejen montar. O si no, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos la vamos a dejar montar? n

ADENDA 4. El miércoles 28 de enero de 2009, el doctor Alfredo Yáñez Carvajal, por cierto, recién elegido presidente del Comité Nacional de Cafeteros, en su habitual columna titulada esta vez “Los reinados”, escribe: “Rey del Abuso: han quedado finalistas: San Simón, con su listado mentiroso de obras y el Parque de las Aguas, ya cerrado por mala calidad de la pintura. Rey del Aguante: el ciudadano cucuteño gana con puntaje sobresaliente. Soporta: impuesto de valorización, para cubrir gastos de obras en su mayoría inútiles o exageradamente costosas; semáforos sin mantenimiento; motos en un desorden total, sin respetar norma alguna; vías del departamento en pésimo estado. En la próxima visita del ministro (de transportes) no lo encerremos en la gobernación, ni club social. Llévenlo a Santiago, Gramalote, Tibú o Arboledas para que conozca nuestro sufrimiento”.
O si no, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos la vamos a dejar montar? n


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La Atenas Suramericana

RICARDO GARCÍA RAMÍREZ,
profesor Titular emérito de la UFPS.
cardingarcia@hotmail.com

Cuando yo era adolescente oí decir que a Bogotá la llamaban La Atenas Suramericana, que porque allá se hablaba muy bien el español. Yo me preguntaba si era cierto eso y concluía que, si lo era, todo colombiano debería enorgullecerse por ese título otorgado a la capital de su país.

Ahora que soy un “chamo sub-70”, me sigo haciendo tal pregunta. Sobre todo porque en una Feria Internacional del Libro, que se realizó en Guadalajara (México), Colombia fue “invitada especial” dizque por ser la nación de Hispanoamérica donde más se domina y mejor se habla el castellano.

Incluso, hay frases viejas y recientes de personas o entidades reputadas que insisten en darle ese calificativo a Bogotá.

Por ejemplo, en 1820 el periódico La Miscelánea, de Santa Fe de Bogotá, hacía este comentario: “Llama la atención el empeño con que los colombianos inculcan la importancia de conservar en toda su pureza la lengua castellana”.

O por ejemplo, en el año 2005 don Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, dijo que: “Colombia tiene la gloriosa tradición del cultivo de la lengua castellana, porque desde el momento mismo de la Independencia sus próceres se preocuparon por cultivarla”.

A pesar de esas expresiones, yo todavía me pregunto: ¿sí es cierto que los colombianos hablamos el mejor español del mundo? Y hay tres escuelas con disímiles respuestas.

La escuela Narcisista responde que sí, que es verdad. Pero, como lo que afirma de sí mismo un narcisista es sospechoso de inmediato, hay que tomar “con beneficio de inventario” esta afirmación tan tajante… y tan soberbia.

La escuela Modesta, por su parte, niega sin sonrojo tal afirmación, que porque no se debe alabar en causa propia.

Pero la llamada escuela Ecléctica nos deja en el “limbo” porque “le prende una vela a Dios y otra al diablo”: para ella, puede que sea cierta tal afirmación, como puede que no.

El periodista Daniel Samper Pizano, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, como que pertenece a esta escuela, pues le leí que cuando le hacen la pregunta esboza una sonrisa como sugiriendo que la respuesta es positiva, pero que no articula la sílaba que lo afirmaría o negaría.

Creo que la mejor respuesta la da un eminente profesor de literatura, también miembro de la Academia mencionada, quien afirma: “No sé si los colombianos somos los que mejor hablamos el castellano, pero de lo que sí estoy seguro es de que somos los que más amamos esta lengua”. (Báileme ese trompo en una uña.)

Ahora, replanteemos la pregunta: ¿por qué se dice que somos los que mejor uso hacemos del castellano?

Daniel Samper lo atribuye a la muy colombiana Ley del Estereotipo, que consiste en “echar a rodar la bola” para que, como a las bolas de nieve, más nieve se le adhiera. Así, “Raimundo y todo el mundo” termina creyendo, “sin beneficio de inventario”, las versiones que los interesados se fabrican, comenzando por creerse “las verdades oficiales”.

En todo caso, este estereotipo de güevones, que viene desde cuando los conquistadores deslumbraron a nuestros indígenas con espejitos y otras baratijas, que los indios les cambiaron gustosos por sus aretes, narigueras, pectorales, tobilleras y pulseras de oro puro, así como el estereotipo de que nos creemos la coba que nos damos o nos dan, es hasta pasable. Porque peores estereotipos nos han acuñado en otros lugares del planeta; como el de narcotraficantes, por ejemplo.

Pero vuelvo a la pregunta replanteada: ¿por qué carajos se dice que hablamos el más puro castellano?

De pronto es porque don Rufino José Cuervo (1844-1911), quien era colombiano, emprendió, con la ayuda de su hermano, la elaboración de la titánica obra de ocho volúmenes del Diccionario de Construcción y Régimen. La obra tiene 9.536 páginas y, habiéndole dedicado don Rufino los últimos 40 años de su vida, sólo llegó a la letra D. Más tarde, durante otros 83 años, otros 50 filólogos pudieron llegar hasta la Z.

Claro que si no es por don Rufino, entonces el cuento de que hablamos el castellano más puro se puede deber a don Ezequiel Uricoechea (1834-1880), un eminente lingüista bogotano, quien publicó múltiples ensayos sobre el español, fue profesor de lenguas orientales en varias universidades europeas y tradujo una gramática árabe al francés.

Porque también es posible que el cuento tenga que ver con el prestigio bien ganado de don Miguel Antonio Caro (1843-1909), quien, sin haber salido de Bogotá, tradujo los clásicos griegos y latinos y, además, escribió importantes tratados gramaticales. Y como este es un “país de gramáticos” (otro estereotipo que nos tienen), la gente “inculta” se esmera por emular a don Miguel Antonio utilizando floridas expresiones, aunque no tenga idea de lo que ellas significan.

Por cierto: en una reunión en el año 2006 del staff de la agencia española de noticias EFE, se decidió instalar la “Mesa Latinoamericana” en Bogotá, que porque “el mejor castellano se habla y se escribe en Colombia”.

Pero, bueno: siendo pragmáticos, esto es, dejando de ser bobalicones o tan güevas, ¿en que ha repercutido hablar el mejor castellano del planeta para salir de nuestro subdesarrollo tecnológico y científico?


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El amanuense del Todopoderoso

JAIRO CELY NIÑO, profesor de
la Facultad de Ingeniería de la UFPS.
jairocely@hotmail.com

En la Tierra hay tantas verdades como seres humanos pueblan el planeta, por lo que en este momento hay más de seis mil millones de verdades, y tal vez por eso es que una frase de cajón afirma que: Cada quien habla de la fiesta, según como le fue.
De modo que, en principio, cada quien está en su derecho de adaptar su verdad a sus conveniencias personales: ya para «pasar de agache» cuando ha incurrido en una charada o en una atrocidad, o bien para pontificar de súper héroe cuando su desempeño fue modesto o poco menos que modesto. Pero, como todo extremo es cuestionable, no se le debe ir la mano pretendiendo triturar a quien compartió con él protagonismo, ni a quien lo sucedió en el rol de «el chacho del paseo».
Palabras más, palabras menos, a Sir Isaac Newton, uno de los grandes hombres de la ciencia, le atribuyen esta frase con la cual, por cierto, rindió tributo a quienes lo habían antecedido: Si llegué a ver más lejos, fue porque miré por encima de los hombros de gigantes. No dijo que se subió a esos hombros y zapateó y zapateó pretendiendo aplastar a esos gigantes, pues es evidente que, si se lo tiene por uno de los grandes, no fue porque recurrió a denigrar de otros calculando que, por eso, los demás lo percibirían superior.
Por eso es que todo derecho tiene limitaciones racionales. De modo que el derecho de cada quien a acomodar su verdad para quedar muy bien, o por lo menos no tan mal, no debe llegar al extremo de falsear los hechos, y mucho menos al extremo de negarlos.
Y muchísimo menos debe falsearlos o negarlos quien los narre por escrito, cuando éste es Miembro de Número de una Academia de Historia nacional o regional. A menos que tenga una ramplona concepción de lo que es o debe ser la Historia. O a menos que conciba esa Academia como un palacio pontificio que le dará carácter de infalibilidad a todo lo que escriba, por lo cual dizque «Raimundo y todo el mundo» se lo creerá «sin beneficio de inventario».
En el «Editorial (o algo así)», titulado Narcisismo y odios hiperbólicos, de la edición 99 de esta modesta e informal publicación que tiene usted ante sus ojos, me referí al narcisismo derrochado por el ex rector Patrocinio Ararat en su libro de fúnebre carátula, Mis memorias antes de que se me olviden, así como también me referí al desfogue de su odio en contra mía por no haber sido él reelegido rector por segunda vez en junio del 2000, como si yo hubiese sido quien lo hubiese «derrotado».
Y en el artículo El Dr. Narciso y Mr. Odio, publicado en la mencionada edición 99, me referí a unos cuantos «pecados» que se podrían considerar como «veniales» en que incurre el autor del libro de fúnebre carátula, y agregué que de los «pecados mortales» me ocuparía en por lo menos otro artículo.
Así que en el presente me ocuparé de uno de los hechos que él falsea, y en otro artículo me ocuparé de uno de los hechos que él niega como si hubiese escrito el relato con un lápiz invertido: no pasando sobre el papel la punta de grafito, sino pasándole a la historia la goma de borrar que está en el otro extremo de la punta.
Tal hecho que él falsea está narrado desde la página 182 hasta la 186 del libro cuyas portadas frontal y posterior sugieren un «sufragio fúnebre», bajo el título La Verdad Del 4.8%, que es una réplica a mi artículo El caso «cuatro coma ocho por ciento» que se publicó en la edición Nº 15 de Occidente Universitario, del 15 de mayo del 2003, y que está incluido en el libro Quadriga II, editado en diciembre del 2007 por la Universidad Francisco de Paula Santander.
Escribe el ex rector que la Asociación de Profesores «nombró» al abogado Antonio Contreras para impetrar la demanda ante el Tribunal Contencioso Administrativo de Norte de Santander. Tal afirmación es inexacta, porque el abogado contratado fue Ricardo Anselmi Roca.
Escribe el ex rector que Dios le dictó la carta que en 1995 le escribió a una burócrata del Icfes, Judith Garavito Reina, para responderle la que ella le mandó como especie de ultimátum, con lo cual se le fue la mano en narcisismo, posando de amanuense (o «pipí cogido») del Todopoderoso.
Afirma el ex rector que yo me abrogué (así, como suena: no me que me «arrogué», que significa lo contrario) «la autoría del logro» del reconocimiento y pago, en 1995, del 4,8% de reajuste salarial que en 1992 nos fuera escamoteado por el Consejo Superior, y concluye ese ítem (o especie de capítulo) con que él, que fue «uno de los protagonistas» no se abroga (así, como suena: no que «no se arroga») «el privilegio de ser el artífice del logro».
Escribe el ex rector que un viernes por la noche, en la «Tienda mixta La Campiña»: de frente le dije a Jairo Cely Niño, delante de los asistentes, (…) que la real verdad (del 4,8%) (…) “algún día antes de morir y de que se me olvidaran las cosas”, las narraría por escrito. Y eso es lo que estoy haciendo en “Mis memorias antes de que se me olviden”.
Pues resulta que, palabras más, palabras menos, sí hizo esos comentarios y ese anuncio… pero lo hizo al despedirse y entre dientes, para que sólo yo lo oyera. Pero no dijo, como sí escribió en el libro, que lo haría «antes de morir» y antes de que ya no lo recordara, con lo cual se le fue la mano en narcisismo, puesto que la presunción de ser «pipí cogido» del Todopoderoso la lleva hasta el extremo de sugerir que puede darse el lujo de escribir la real verdad después de muerto e, incluso, después de que ya no la recuerde.
Pero lo más llamativo es que el ex rector escribe que, para pagar en mayo de 1995 (en otro párrafo dice que es en junio, pero el pago fue en agosto) la reivindicación del 4,8% de reajuste salarial, él tuvo que conseguir los 312 millones de pesos que costaba dicho pago. Pero deliberadamente olvida que, en algún momento del largo proceso para reivindicar jurídicamente el 4,8% de reajuste salarial, él, como rector, convocó al personal administrativo y al profesorado a una reunión en el auditorio Eustorgio Colmenares y que, para terminar la reunión, habló del estado en que estaba tal proceso.
Entonces Ricardo García Ramírez, a quien le faltaba más o menos año y medio para poderse jubilar, le hizo «la pregunta del millón»: ¿En 1992 el gobierno nacional giró la plata para pagar el 26,8% de reajuste salarial? El auditorio enmudeció esperando «la respuesta del millón», pero curiosamente el interpelado pasó a otro tema. Y como el Ricardo nunca ha sido diplomático, lo interrumpió y le espetó: «Patrocinio: no me ha respondido la pregunta».
Atortolado, el aludido le dio un codazo suave al vicerrector administrativo, que era Héctor Parra, y algo le dijo entre los dientes.
—Sí llego —respondió el «codeado».
—¿Y dónde está esa plata? —le preguntó «el fiscal» García.
—Bien guardada en una cuenta —respondió el vicerrector—, para responder cuando el Contencioso Administrativo fallé la demanda que interpuso la Asociación de Profesores, si el fallo favorece a los administrativos y docentes demandantes.
Pues bien: a eso hay que agregar que ese año (1992) en que el Consejo Superior aprobó el 22 y no el 26,8% de reajuste salarial, el Congreso dictó la ley 30 de 1992 la cual, entre otros, ordenó al gobierno nacional indexar sus aportes a los presupuestos de las universidades estatales. Así que, en razón de los aportes sucesivos e indexados del gobierno nacional, había la plata para pagar en 1995 el 4,8% de reajuste salarial dejado de percibir desde 1992, para indemnizar a los funcionarios afectados por la proyección de ese 4,8% negativo sobre sus reajustes salariales de los años subsiguientes y para actualizar el poder adquisitivo de esos sueldos.
Ahora bien: catorce años después, ¿sí se acordarán Ricardo García y Héctor Parra de aquel episodio en el auditorio Eustorgio Colmenares? Porque, para falsear los hechos, el «santaclós» criollo, y amanuense del Todopoderoso, deliberadamente lo olvidó. n


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Cualquier nota que no tenga explícitamente autor, debe ser
atribuida exclusivamente al director de Occidente Universitario.

Por limitaciones pecuniarias, las ediciones «en papel» de
Occidente Universitario, que se difunden completamente
gratis, es de 40 ejemplares, en promedio.

La edición Nº 101 de Occidente Universitario saldrá
(probablemente) el viernes 13 de marzo del 2009.
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