Don Virgilio Barco M., nació el 9 de agosto de 1858, en la población santandereana de Piedecuesta. Se hizo hombre en los campos de batalla, cuando las contiendas civiles a las cuales concurrió desde 1885, defendiendo las ideas conservadoras. Cuando terminaron las guerras internas el señor Barco, fue ascendido a una alta dignidad de la milicia, a General.
Fue prefecto de Cúcuta en 1869, y un ferviente defensor como el que más, por el bien de Cúcuta y de los municipios que le eran tributarios política y económicamente. Fue también concejal de Cúcuta. Poseía una visual extraordinaria de hombre de trabajo y de empresa, miraba siempre hacia el norte, como guiado por el faro del Catatumbo.
Una vez descubiertas y exploradas las regiones del Catatumbo, terminada la guerra de “Los Mil Días” y elegido presidente de la República su gran amigo, el General Rafael Reyes, obtuvo del gobierno el contrato Garcés Barco, que puso en sus manos la empresa más grande y comprometedora de que tuviera noticia Colombia.
Fue así como empezó la lucha porque la empresa nece sitaba grandes recursos. El señor Barco refinó primero, en Petrolea y más tarde en Cúcuta, el petróleo, el jerosén, para las necesidades de Cúcuta y la región aledaña.
Con las regalías percibidas por la concepción Barco, un año antes de su muerte* dejó estructurada la institución “FUNDACION VIRGILIO BARCO” en 1921, y el 19 de noviembre de 1955, se inauguró la Clínica. Es así, como el General Virgilio Barco no solamente fue precursor del petróleo. Fue además, de una conciencia social muy avanzada para su tiempo. El sabía que la colaboración de clases no necesita de demagogos, ni de las coincidencias transitorias de los intereses electorales, y demostró que solamente es eficaz y se traduce en actos, cuando se apoya en la comprensión de la solidaridad humana y cristiana.
Porque ésta no se apoya en principios de patemalismo caritativo y magnánimo, sino en un concepto de justicia, como aquel que inspiró su ánimo, al asociar expresamente a sus colaboradores en su testamento, porque, ellos contribuyeron a formar el patrimonio fundamental de esta Institución. Como lo comprendieron estos y sus compañeros, como lo creemos nosotros y como se perpetúa en esta obra, la vida de Don Virgilio Barco, sintetiza esa sentencia que cita fl Libertador: “La gloria está en ser bueno y en ser útil”.
En el jardín, a la entrada de la “FUNDACION BARCO” en la Avenida “Gran Colombia”, del barrio Popular, hay un monumento a su memoria con una placa que dice así:
“En memoria de mis cinco hijos muertos en la infancia y en recuerdo de los obreros que me acompañaron en los trabajos de explotación, fundación y exploración de las petroleras.
20 -XI- 1921”.
Don Virgilio Barco, vivió para el trabajo productor de riqueza, en quien predominó un hombre de sentido de amor patrio, el 16 de enero de 1922, entregó para siempre su alma al creador.
Nota: Según el historiador don Arturo Villamizar Berti, don Virgilio Barco, “fue el fruto del hogar formado por don José María Barco y doña Ezequiela Martínez”.
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