PRECURSORES Y PERSONAJES DE NUESTRA INDEPENDENCIA / virrey_antonio_amar_y_borbon2
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BIOGRAFÍA
Virrey de la Nueva Granada nacido en Zaragoza (España), en 1742. A este militar
español, a quien se le gratificó con el cargo de virrey del Nuevo Reino de
Granada, le tocó afrontar la caída del dominio hispánico en el territorio
bajo su mando. En 1762, a la edad de 20 años, Antonio José Amar y Borbón
ingresó como cadete en el Regimiento de Caballería de Farnesio, donde obtuvo
diversos ascensos, hasta recibir el grado de brigadier, luego de más de 31 años
de servicios. Participó en el sitio de Gibraltar, en 1782, y en la guerra
contra la Francia revolucionaria. En el curso de este último enfrentamiento se
destacó al cubrir la retirada de las tropas españolas hasta Tolosa, en la
frontera de Guipúzcoa, en 1794. En general, sus acciones en el ejército fueron
meritorias, como consecuencia de lo cual fue hecho caballero de la Orden de
Santiago en 1770, teniente general de los Reales Ejércitos en 1802 y, en ese
mismo año, nombrado virrey, gobernador y capitán general del Nuevo Reino de
Granada, con presidencia de la Real Audiencia de Santafé, cargo en el que
sucedió a Pedro Mendinueta. El 16 de septiembre de 1803, un par de semanas
después de que cesara en Santafé la epidemia de viruela, que se había
declarado en septiembre del año anterior, llegaron a la capital el virrey Amar
y su esposa Francisca Villanova. La administración del virrey Amar se divide
claramente en dos fases, delimitadas por la coyuntura revolucionaria que afectó
a España y a sus colonias, como consecuencia de la invasión napoleónica en
1808. En la primera fase, entre 1803 y 1808, Amar debió asumir las
responsabilidades propias y rutinarias de la administración colonial; en la
segunda, que se prolongó hasta el 20 de julio de 1810, cuando se dio el grito
de Independencia, el mandatario tuvo que afrontar el proceso de desestabilización
y fractura del poder hispano en las colonias americanas. Aunque en las colonias,
y particularmente en Santafé, hubo consenso respecto al apoyo a Fernando VII,
el vacío de poder que se dio a raíz de la crisis de la monarquía ocasionó
fricciones, recelos y, lo que es más importante, debilitó a las autoridades
metropolitanas y fortaleció políticamente a la oligarquía criolla. Unos y
otros desconfiaban de posibles reacciones de apoyo en favor de los franceses.
Amar no accedió al deseo de los criollos de organizar cuerpos militares para
defenderse de un eventual ataque francés. A1 mandatario le preocupaba la
lealtad de los criollos frente a la monarquía. A su vez, los criollos rumoraban
sobre la posible adhesión del virrey y los oidores a los franceses; les
disgustaba sobremanera el que no se les diera oportunidad de asumir un papel
protagónico en la crisis. La Audiencia, por su parte, no mantenía las mejores
relaciones con el virrey. Día a día la situación política que rodeaba al
mandatario se hacía más compleja e inmanejable. De otra parte, su estado físico
le dificultaba sortear la situación. Desde 1805 Amar se quejaba de sus achaques
de salud y de su sordera. A principios de septiembre de 1809, con motivo de la
revolución de Quito, Amar convocó en dos oportunidades una amplia junta
compuesta por los oidores, los fiscales, empleados civiles y eclesiásticos y
miembros de la elite santafereña, para definir las acciones que debían tomarse
frente a la revolución quiteña. En la discusión quedó en claro el
enfrentamiento entre americanos y españoles, ya que los primeros se opusieron a
la propuesta de enviar tropas para reprimir a los insurrectos. El virrey
determinó finalmente enviar una comisión de paz para adelantar negociaciones
y, al tiempo, tropas para contener el movimiento en caso de que la comisión
fracasara. Entre tanto, la situación en la capital se hacía más tensa; fueron
apresados y remitidos a Cartagena, Baltasar Miraño y Antonio Nariño, por
considerarse que preparaban planes subversivos contra la autoridad. Por su
parte, Camilo Torres difundía su protesta contra el reducido numero de
diputados con que contaría América en las Cortes convocadas por la Junta
Suprema de Sevilla. La situación del virrey se hizo particularmente
insostenible el 20 de julio de 1810, cuando se presentaron los primeros
conflictos. Si bien fue nombrado presidente de la Junta Suprema formada en esa
fecha, ello no obedeció tanto a su prestigio político, como al hecho de no
haber adelantado acciones represivas contra los amotinados. Sin embargo, el 25
de julio se difundió la noticia de que el virrey planeaba un ataque al pueblo y
fue encarcelado. Pocos días después, el 1 de agosto, recibió una comunicación
de la Junta Suprema de Sevilla, en la que se le informaba que debía entregar su
cargo a Francisco Venegas, el nuevo virrey. Tal determinación sorprendió a
Amar, quien fue liberado ante su próxima partida, pero pocos días después, el
13 de agosto, se lo encarceló nuevamente debido a las presiones de la población.
En esta oportunidad fue conducido a la Cárcel de Corte y la Junta santafereña,
que no estuvo de acuerdo con la prisión del virrey, determinó agilizar su
salida en vista de las dificultades para garantizar su seguridad personal. El 15
de agosto Amar emprendió su viaje hacia Cartagena, donde fue puesto preso en La
Popa, hasta el 12 de octubre de 1810, cuando se embarcó para España. Debido a
que la mayor parte de sus bienes quedaron embargados para satisfacer los cargos
que se le hacían, su situación económica al llegar a España era precaria.
Además, sus esfuerzos para lograr que la Corona le ocupara en otros ministerios
fueron infructuosos, al igual que sus reclamaciones para recuperar los bienes
que dejó en Santafé. Se desconocen los hechos que rodearon la vida de este
mandatario después de 1819, cuando todavía buscaba que le fueran restituidos
sus bienes. Tampoco se conoce la fecha en que falleció [Ver tomo l, Historia,
pp. 160 y 234-242].
MARTA HERRERA ANGEL
Bibliografía
CABALLERO, JOSÉ MARÍA Diario. Bogotá, Villegas Editores, 1990. HERRÁN
BAQUERO, MARIO. El virrey don Antonio Amar y Borbón. La crisis del régimen
colonial en la Nueva Granada. Bogotá, Banco de la República, 1988. IBAÑEZ,
PEDRO M. Crónicas de Bogotá. Bogotá, Academia de Historia y Tercer Mundo,
1989, tomo II. RESTREPO SAENZ, JOSÉ MARÍA. Biografías de los mandatarios y
ministros de la Real Audiencia (1671 a 1819). Bogotá, Editorial Cromos, 1952.