PRECURSORES Y PERSONAJES DE NUESTRA INDEPENDENCIA / policarpa_salavarrieta
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BIOGRAF�A
POLICARPA SALABARRIETA
(Heroina.)
Policarpa naci� en la ciudad de Gu�duas, Estado de Cundinamarca, en el mes de
enero de 1795.
Era de bella fisonom�a, de talle airoso aunque peque�o, de mirar ardiente, i
en el blanco mate de sus mejillas se entreveia la distincion de su linaje, aun
cuando, segun las preocupaciones sociales de su tiempo, no habia nacido de las
clases altas o nobles.
Quince a�os tenia la j�ven cuando son� la primera campanada de nuestra
emancipacion, el 20 de julio de 1810, i desde ese instante fu�, a semejanza de
una inspirada que leyera en el porvenir su destino, amiga decidida de la causa
de la independencia.
Mujer de jenio franco, de viva imajinacion i de singular serenidad de �nimo,
manifestaba su conviccion con desembarazo, i hacia gala de aborrecer a los espa�oles
mui cordialmente. Esta conducta la recomend� a los patriotas, que en breve se
relacionaron con ella, � la levant� la sa�a de los espa�oles, que espiaban
sus movimientos para perderla.
Convencida de que Gu�duas era un teatro peque�o para su actividad i del papel
que le tocaba desempe�ar en la terrible contienda, i sabiendo ademas que en
Bogot� habia otras patriotas que trabajaban en favor de los libres, se vino a
escondidas de sus padres, Joaquin Salabarrieta i Mariana Rios, a esta ciudad, i
yendo a la casa de la se�ora Andrea Ricaurte de Lozano, liberal entusiasta, la
ofreci� sus servicios.
En breve Policarpa, dando espansion a sus sentimientos, empez� su oficio con la
audacia propia de su car�cter: seduciendo a los soldados de S�mano, alentando
los �nimos de los independientes, recojiendo sijilosamente contribuciones a fin
de enviar pertrechos i otros recursos a los patriotas insurreccionados i
circulando noticias manuscritas respecto de la favorable situacion en que se
hallaban los republicanos.
Poco tard� el Gobierno | en tener conocimiento de todos los trabajos de la j�ven
revolucionaria, e inmediatamente | la mand� reducir a prision.
Sabiendo nuestra hero�na que se la buscaba, tom� el partido de ocultarse,
hasta tanto que, crey�ndose olvidada, dej� su escondite para volver a sus
trabajos.
Por este tiempo ocurrieron dos circunstancias que marcaron completamente su
destino. La insurreccion que se levant� en el oriente de los llanos de
Casanare, acaudillada por frai Ignacio Mari�o, de la �rden de predicadores, i
la pasion vehemente que contrajo por Alejo Savarain, oficial de la Rep�blica, a
quien los espa�oles obligaron a servir en sus filas como soldado.
Policarpa quiso ir a los Llanos, segun aparece de documentos fidedignos, a
servir en las filas del Padre Mari�o; pero Savarain, que la adoraba vivamente i
la habia ofrecido su mano, se opuso a ello, ofreci�ndola que �l desertaria del
lado de los tiranos, exijencia que, por otra parte, la habia hecho su amante, e
iria a hacer parte de los revoltosos, esperando una mejor oportunidad para
contraer los sagrados v�nculos.
En efecto, el oficial, cumpliendo su compromiso, desert� a los pocos dias con
cinco compa�eros mas, comprometidos por la heroina, en direccion a los Llanos,
llevando correspondencia de aquella sublime mujer que, por la libertad de su
Patria, daba no solamente su sosiego i arriesgaba su vida sino que iba en su
entusiasmo hasta desprenderse delas afecciones mas caras para su corazon.
Por un acontecimiento imprevisto Savarain fu� sorprendido en su fuga, i tom�ndosele
la correspondencia que llevaba, Policarpa fue descubierta, quedando en poder de
sus enemigos los documentos que corroboraban su culpabilidad.
Nuevamente perseguida, se oculto en casa de la se�ora Ricaurte de Lozano, su
amiga y compa�era de azares, siendo all� capturada a poco por el Sargento Igl�sias,
hombre brutal que vivia espiando a los patriotas, entregado a los placeres de
Baco.
Presentada ante el virei S�mano, �ste, ense��ndola las notas tomadas a
Savarain, la hizo con sobra de arrogancia el siguiente interrogatorio:
"- �Conoces estas cartas ?
"- Las conozco.
"-� Son tuyas ?
"- Yo las escrib� i las firm�.
"- �Cu�nto tiempo hace que sirves a los ladrones, asesinos, insurrectos?
"- Desde el dia en que los libres levantaron el grito de inserruccion
contra sus tiranos.
"- Miserable!..... � Sabes lo que dices ?
"- S�, s� que debo servir a mi Patria.
"- �Eres, pues, Policarpa Salabarrieta ?
"- La misma. I ademas, soi Porta-estandarte del gran rejimiento de la
independencia."
Indignado el Virei con la altivez de la v�ctima, mand� que la pusieran en
"el calabozo mas sucio," fueron sus palabras al Sarjento Iglesias, en
compa��a de los criminales de delitos comunes, pertenecientes a la mas baja
ralea.
En la prision, la noble hija de Gu�duas sufri� los mas duros padecimientos i
vejaciones, con la resignacion con que esas v�rjenes santas del tiempo de la
guerra de las cruzadas morian por su Patria i por su Dios.
Sabido es que la ferocidad espa�ola no tuvo l�mites. Aquellos d�spotas,
deseosos de continuar su dominacion en Am�rica, creian que el terror era el
mejor medio de hacer eterno su Poder; as� que, todo americano era para ellos un
enemigo, i la cuchilla de su tiran�a no respetaba condicion ni sexo.
La se�ora Mercedes Abrego fu� decapitada por Lizon, por el solo hecho de
haberle bordado un uniforme de Brigadier al |Libertador;
La se�ora Josefa Figu�ras fu� asesinada por Mor�les, por haberle sido �ste
acreedor de una suma de pesos que aqu�lla se atrevi� a cobrarle;
B�ves mat� a C�rmen Merci�, por patriota, complaci�ndose de las
convulsiones de
la criatura que aquella m�rtir llevaba en sus entra�as;
Morillo hizo flajelar p�blicamente, i al desnudo, a Joaquina Est�vez,
pretendiendo arrancarla un secreto que se la habia confiado.
�Podia esperarse de S�mano que perdonara a Policarpa, mas comprometida que
ninguna otra en favor de la santa causa de nuestra emancipacion ? Imposible.
Era necesario levantar el pat�bulo infame a la hero�na, i, para mayor
suplicio, levantarlo frente a frente del que se habia erijido para inmolar a
Savarain.
El 14 de noviembre de 1817, a las once del dia, los dos amantes a quienes el
Dios que dirije los acontecimientos humanos habia negado su bendicion en la
tierra, marcharon con paso digno i sin el menor abatimiento al cadalso, en medio
de una gran multitud que, por congraciarse con los amos estranjeros, lanzaba, en
medio de los | mas asquerosos chistes i risotadas, rid�culos sarcasmos a las v�ctimas.
Llegados al lugar del suplicio, Policarpa esclam� con voz Fuerte :
- Muero gustosa, i mi sangre ser� vengada bien pronto por los libertadores de
la Patria.
Inmediatamente subi� al pat�bulo i se la fusil� por la espalda, al mismo
tiempo que se ejecutaba a su compa�ero.
Aquellas dos grandes almas, al perderse entre las brumas sombr�as de la noche,
a | semejanza del rayo del cielo que ilumina los mas lejanos horizontes, dieron
mayor luz al sol de la libertad que se levantaba espl�ndido sobre la | Patria.