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OCCIDENTE UNIVERSITARIO
N° 86(Ver todos los números)

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Publicación informal, editada en la UNIVERSIDAD FRANCISCO DE PAULA SANTANDER
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Director: JAIRO CELY NIÑO l 6 pp (la edición en papel) l Jueves 20 de Diciembre del 2007


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A MODO DE «EDITORIAL» (O DE ALGO ASÍ).


Clericalismo versus Academia

Los hechos son tozudos: si no es por un imponderable, es por imprevisiones burocráticas que el inicio del segundo semestre académico del año se pospone una semana, que no es recuperada.
Y no es recuperada, ahora sí por previsiones burocráticas. Como la que supone «el suscrito» Director: ¿cuánto cuesta pagar una semana más de seguridad social, y de pronto de «honorarios», por el profesorado de hora cátedra y por el profesorado ocasional (que triplican al profesorado de carrera)?
A eso se le agrega el equivalente a una semana más de clase que se pierde —y que al «alto mando» tampoco se le ocurre reponer—, por concepto de dos «fiestas patrias» (la del 12 de octubre y la del 11 de noviembre) y tres «fiestas religiosas» (la del 15 de agosto, la del 1º de noviembre y la del 8 de diciembre).
Sólo que, en cuanto a tales «fiestas patrias», pues hasta «vaya y venga» que se conmemore la del 11 de noviembre, por aquello de la heroica resistencia criolla contra las hordas de un bárbaro español. Pero, ¿no resulta cursi o entreguista celebrar, y a lo mejor agradecidos con España, lo que fue el comienzo de sus vejaciones, su saqueo y su transculturización contra los dueños de este continente?
Y llamando a las cosas por su nombre, ¿lo de «fiestas religiosas» no es un genérico eufemismo para privilegiar a un solo culto, ni más ni menos que el católico? Pues, hasta donde entiende «el suscrito» Director, los protestantes —que de pronto ya son mayoría en el país— no tienen santoral ni creen en la Virgen, y resulta que el 15 de agosto se celebra el ascenso al cielo de la Virgen, el 1º de noviembre se celebra el día de todos a quienes la Iglesia católica ha «santificado» y el 8 de diciembre se celebra la «inmaculada concepción» de dicha virgen.
Claro que el catecismo de los señores Caro y Núñez, o Constitución Política de 1886 —como oficialmente se llamó—, no sólo declaró a la católica como la «única» y «verdadera» religión, sino que la estableció como oficial y le enajenó el sistema educativo.
Pero, a diferencia del mencionado catecismo, la actual Constitución garantiza el derecho individual a creer en cualquiera de las tantas religiones, e incluso a ser ateo, como también reconoce la igualdad ante la ley de todos los credos religiosos. Pero también establece un Estado laico y, por extensión —o así lo entiende «el suscrito» Director—, tal laicismo obliga a las universidades estatales.
Así que por aquello de que, O todos en la cama o todos en el suelo, ¿pretermitir ese laicismo vinculante —vinculante, desde luego, en la percepción del «suscrito» Director— no la expone a convertirla en algo así como una «Torre de Babel»?
Por ejemplo: si una determinada Facultad programa para el sábado las prácticas de campo de alguna asignatura, ¿qué haría la Institución si un estudiante le exigiera que a él se las programen para otro día, que incluso puede ser domingo, que porque él es adventista o algo así y su religión dizque abomina —y prohíbe, por lo tanto— trabajar el día sábado? O por ejemplo: ¿graduaría después como enfermera a la estudiante que se niega a asistir a aquella clase en la cual se les enseña cómo practicar la transfusión, que porque ella es mormona o algo así y su religión dizque abomina —y prohíbe, por lo tanto— ese procedimiento humanitario?
Claro que todos los presidentes que ha tenido este país, y todos los rectores que ha tenido esta Institución, han sido de misa diaria y comunión, y están en su derecho. A fin y al cabo, la tolerancia de la actual Constitución les garantiza —entre otros— tal derecho.
Pero resulta que, al ser investidos presidentes o rectores, ellos juraron acatar y defender tal Constitución que establece un Estado laico y, si no recuerda mal «el suscrito» Director, la Corte Constitucional, en relación con la «consagración del país al Sagrado Corazón», alguna vez se pronunció en cuanto a la obligatoria separación entre la Iglesia y el Estado.
Claro que todas esas «fiestas religiosas» de los dos semestres académicos del año son legales, por lo cual todo asalariado las disfruta en su momento, independiente de si profesa alguna religión o es ateo.
Pero si la Autonomía Universitaria es supra legal, ¿no puede la Universidad estatal, acatando la separación entre la Iglesia y el Estado, «pasar de largo» en dichas fiestas y adicionar los días correspondientes a las vacaciones intersemestrales de sus jornaleros académicos, para no ofrecer «semestres mochos»?n


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Llegó Navidad

GUILLERMO CARRILLO BECERRA,
profesor Asociado emérito de la UFPS.
gecarril60@yahoo.es

Charles Dickens (1812-1870), famoso escritor británico, escribió en 1843 una novela corta de carácter real, basada en la vida miserable que los niños pobres ingleses tuvieron que soportar durante el auge de la Revolución Industrial. Si hoy nos quejamos de las condiciones denigrantes del trabajo infantil, sobre todo en los países del tercer mundo, pensemos por un momento lo que era esa época cruel y diabólica, hace 160 años: desnutrición, morbilidad, miseria, analfabetismo, corta esperanza de vida.
Dickens fue un opositor de una sociedad opulenta y desalmada, la llamada Era Victoriana, que llevó al Imperio Británico a ser, al mismo tiempo, la mayor potencia de la Tierra y el mayor explotador de la fuerza laboral, sin tener ninguna consideración con los hijos de los desposeídos. En este terrible escenario, Dickens encontró la musa que lo condujo a escribir una de sus más sensibles obras: A Christmas Carol, traducida como Canción o Cuento de Navidad.
De la enciclopedia Wikipedia extraigo el siguiente resumen:

«El protagonista es Ebenezer Scrooge, una persona avara y tacaña que no celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción al trabajo. No le importa los demás, ni siquiera su abnegado empleado, Bob Cratchit; sólo se importa a sí mismo.
»Un día, en su casa, Scrooge recibe la visita de un espíritu misterioso que resulta ser el de su mejor amigo y socio, Jacob Marley, quien había muerto al inicio del relato de Dickens, y le anuncia una tenebrosa profecía acerca del futuro del avaro y la llegada de tres espíritus de la Navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción.
»Con el tiempo aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y añoranza antes de su adicción al trabajo; así como por su desmedido afán por enriquecerse.
»El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado, Bob Cratchit, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la Navidad.
»Luego el espíritu le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad. Incluso el sobrino de Scrooge, Fred, festeja la Navidad de una manera irónica pero alegre, debido a que los invitados no quieren la presencia del avaro. Al final el espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humanos: la Ignorancia y la Miseria. Posteriormente el espíritu desaparece después de la media noche.
»El espíritu del Futuro, mudo y de carácter sombrío, le muestra lo desgarrador que es el destino de los avaros: su casa saqueada por los pobres, el recuerdo sobrio de los amigos de la bolsa de valores, la muerte del hijo enfermo de su empleado, la bancarrota de su sobrino Fred y, lo más espantoso: su propia tumba, miserable y abandonada. Scrooge, horrorizado, intenta convencer al espíritu de que está dispuesto a cambiar si le invierte el destino. Al final, tenso y sudoroso, el avaro despierta de la pesadilla.
»El cambio finalmente lo ve el mismo Scrooge cuando celebra la Navidad, haciendo que un jovenzuelo le compre un pavo y lo lleve a su empleado Cratchit sin dar a conocer quién lo mandó. Luego sale a la calle y saluda a todo el mundo; se dirige a la casa de su sobrino Fred a festejar la Navidad, participando con un generoso aporte. Al comenzar el nuevo año, les aumenta el sueldo a sus empleados y les mejora sus condiciones de vida. En fin, le da un vuelco de generosidad a su proceder, haciendo más felices a los que lo rodean.»

Esta maravillosa obra de Charles Dickens tuvo un impacto inmediato, no sólo en el Reino Unido, sino en todo el mundo, por la forma detallada con que pinta el cuadro descarnado de la vida de los niños pobres, mientras los opulentos amasan inmensas fortunas, sin importarles el infortunio de quienes, en extenuantes jornadas laborales, les producían más y más riquezas. Esa era la verdad de la Revolución Industrial.
Se dice que, en buena medida, el auge de la Navidad en el mundo occidental, tal como la conocemos ahora (cenas, regalos, alegría para los niños) se debe a este tipo de literatura, que le llega al alma al más duro de los mortales. Es lo que se conoce como “el espíritu navideño”.
(Cúcuta, diciembre de 2007)


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Agüeros de fin de año

CARLOS HUMBERTO AFRICANO,
profesor Asociado emérito de la UFPS.
kafrica_55@hotmail.com

Diciembre es el mes de la alegría, de la francachela, del jolgorio. En este mes la sensibilidad está a flor de piel. Con la nostalgia del pasado llegan los recuerdos de “aquellos diciembres que no volverán”, el olor de aquellos alegres tiempos idos, el sabor de los amores juveniles, la alegría de la apuesta de los aguinaldos, la ricura de los bailes de novena y con ellos, también las promesas para un nuevo año y los agüeros para iniciarlo mejor.
Pareciera que estas costumbres son de nivel mundial. Por todas partes la gente recurre a mitos y consejas que ponen en práctica por estas fechas, pienso yo, más por pasarla bien y por hacer de la fiesta de fin de año una celebración muy amena, que por la convicción de que estas consejas se puedan cumplir. Así, por ejemplo:
Los niños belgas acostumbran ganarse la simpatía de San Nicolás dejando en un lugar visible un vaso con cerveza y un cigarrillo encendido.
En diciembre, las casas en Grecia se adornan con ramos de Olivo. La comida más popular durante estos días es el pan con nueces.
El 25 de diciembre en la zona rural de Francia, los establos son cerrados, pues se cree que de lo contrario los duendes pueden embrujar al ganado.
El árbol navideño es una costumbre proveniente de los países nórdicos, donde éstos son símbolo de vida. Por ello, para conmemorar la Navidad en estos países, adornan los árboles con guirnaldas, regalos y adornos de colores; costumbre que rápidamente se ha extendido por todo el mundo.
En Alemania los regalos no se entregan el 25 de diciembre. Los obsequios se brindan el 6 de enero. En España ocurre lo mismo, pero además, la fiesta de los Reyes Magos, el 6 de enero, se celebra con igual pompa que la de fin de año.
El 6 de enero se estableció en el siglo II como la fecha para celebrar el bautismo. Esta tradición surgió de la costumbre que tenían en la antigüedad algunas religiones para hacer en este día sus inmersiones en el agua. Por su parte, la adoración a los Reyes Magos comenzó a hacerse en el siglo IV.
En el año 354 el obispo romano Liberio ordenó que la fecha oficial para celebrar la Navidad fuera el 25 de diciembre, y desde entonces esta fecha ha sido respetada y conservada en todo el mundo. El primer pesebre fue construido por San Francisco de Asís en 1223, con un permiso especial del Papa.
Las tarjetas navideñas fueron inventadas por sir Henry Cole, quien en el año 1843 encargó a un amigo pintor que le dibujara y pintara una escena navideña, que luego mandaría a reproducir en una imprenta, para después escribirle unos breves deseos de felicidad y firmarlas y enviarlas a los amigos y familiares.
En Dinamarca, el Papá Noel va acompañado de un duende llamado Nise, quien tiene más de 80 años de edad.
En Holanda, San Nicolás o Papá Noel, no sale en un trineo sino en un caballo.
Los villancicos son cantos que se entonan en Navidad para celebrar el nacimiento del Niño Jesús. Esta costumbre tiene su origen en la edad media y se mantiene en recuerdo de los muchos profetas que anunciaban el nacimiento del Salvador.
Además de estas costumbres, pareciera que también es mundial la práctica de agüeros de fin de año para atraer la buena suerte en todos los campos de la actividad humana, en especial aquellos donde tradicionalmente se acostumbra: salud, dinero y amor.

RITUALES DE AÑO NUEVO QUE TRAEN BIENESTAR
PARA LA BUENA SUERTE Y PROSPERIDAD

Regar granitos finos de arroz debajo de la cama para tener suerte.
Poner a San Nicolás “patasarriba” y con el costalito lleno de mercado para atraer la buena suerte.
Para que los diablos, las brujas y los malos espíritus no entren a las casas, a la media noche del 31 de diciembre, quemar sahumerios en toda la casa y sus alrededores.
Para garantizar la prosperidad y la fortuna, báñese con champaña a las 12 de la noche. (Pero debe ser al menos Casillero del Diablo, o MontBlanc, importada, de no menos de $60.000 la botella. Si no, no se ponga de chichipato.)
Cómase, al compás de las 12 campanadas de las 12 de la noche, 12 uvas: 6 rojas y 6 verdes. Se dice que esta fruta asegura la prosperidad. Con cada uva se debe pedir un deseo. Es preferible comprar uvas grandes y dulces. (Además porque están baratas: a $12.000 el kilo.)
Póngase ropa interior amarilla, esto atraerá las buenas energías. (En todo caso, lo de ahora son hilos o en su defecto, tangas. Ah, y debe lucirlas.)
Si quiere salir de viaje el año venidero, recorra su cuadra cargando varias maletas. (Para mayor efecto, debe llenarlas de ladrillos.)
Suba una escalera a las 12 de la noche hasta la parte más elevada del edificio del frente. Esto le significa felicidad personal. (Si tiene menos de cinco pisos, debe hacerlo doble.)
Arregle la mesa del comedor para el 31 de diciembre, con uvas verdes, espigas, pan y naranjas, las que se deben comer el primero de enero bien temprano. (La noche del 31 mejor aguante hambre. Así rebaja de peso.)
Recibir el Año Nuevo con dinero dentro de los zapatos trae prosperidad económica.
Para tener mucha ropa nueva, la noche del 31 se debe usar la ropa interior al revés. (Si puede, la exterior también.) Mejor usarla al revés y cambiarla al derecho después de medianoche. Mejor si es regalada. (Claro que esto es lo mejor.)
Encender velas de colores: azules, traen la paz; amarillas, abundancia; rojas, pasión; verdes, salud; blancas, claridad; y naranjas, inteligencia.
Si sale a la calle, trate de que la primera persona que vea sea joven, ya que mientras menor sea, mayor será la felicidad. (Por ejemplo: una mujer embarazada. Pero mírele la barriga.)
Colocar hojas de penca de sábila detrás de la puerta para que Dios lo libre de todo mal y peligro. (Ahora Dios resultó yerbatero.)
Agradezca a Dios por todas las cosas positivas que tuvo durante el año que concluye. Para garantizar la protección personal, rece a las 12 de la noche el salmo 91. En general, para garantizar el bienestar suyo y de quienes le rodean, todo lo que haga este día debe estar acompañado de pensamientos positivos y una profunda fe en que todo lo que venga será mejor. La noche del 31 de diciembre es una de las más especiales del año. Despedimos el año que finaliza y recibimos con ilusión y alegría el nuevo que comienza. En los últimos años ha cobrado cierto auge la costumbre de bañarse poco antes de la medianoche para recibir renovado el año nuevo. Ocupe algunos minutos del año que se va para ordenar la casa, pues el estado del lugar donde se vive reflejará la vida que se tendrá el año que llega. En fin, todo lo que haga para pasarla bien, no está de más. La vaina es que con tantos ritos no le va a quedar tiempo para tomarse ni un infeliz chirincho. Porque además, no se olviden de comer lentejas para tener dinero; reciban el año con las llaves y dinero en la mano derecha; sus doce uvas en la mano izquierda; use ropa interior de color rojo para tener amor y sexo todo el año; dese un baño con frutas y vino rojo o con champaña; para los que deseen viajar, salgan con sus maletas; y por último, si desean reafirmar que todo lo anhelado se les cumpla, hagan estas peticiones debajo de la mesa. (Y por debajo de la mesa.)

SALUD
Para tener una buena salud durante todo el año siga estas prácticas:
Báñese con agua de arroz y limón de arriba hacia abajo y usando tres limones —uno para la cabeza otro para el tórax y otro para los pies—. También puede hacerlo con esencia de jazmín y romero.
Hierva cuatro manzanas rojas con canela, clavos de olor y miel de abeja. A esta cocción agréguele gotas de su perfume favorito y hojas de la planta de ruda. Báñese con este brebaje y no se enjuague hasta pasada las 12 de la noche. (Le garantiza, si no buena salud, al menos una buena picada de las hormigas.) Este baño es recomendable para las quinceañeras y chicas solteras. En el caso de las primeras, el baño debe hacerlo la mamá, para conseguir el florecimiento de la hija.
Para mujeres no tan jóvenes que quieren resplandecer todo el año, se les aconseja agregar a su baño el contenido de toda una botella de champaña rosado. (Importada.)

DINERO
Para tener “billullo” todo el año, haga lo siguiente:
Coma lentejas el 31 de diciembre; son buenas para la abundancia (y para el hambre). Puede regalar a su mejor amigo o amiga un puñado de este alimento para que el año que viene esté lleno de abundancia y prosperidad en los negocios.
Haga un paquetico organizado con maíz, chocolate, lentejas, sal y azúcar y guárdelo durante todo el año. No le faltará la comida. (Desde luego que no le faltará comida. Úselo en caso de emergencia económica.)
Tire monedas fuera de la puerta y bárralas hacia adentro para que no falte el dinero.
Ponga un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis; eso asegura que no falte el dinero. (Ni pu’el chiras se lo vaya a tragar.)
Lávese las manos con champaña y azúcar para tener dinero. A las 12 de la noche, meta las manos a una fuente con azúcar. Luego se lavan con champaña. (Después se jarta la juagadura de manos.)
Una costumbre para tener dinero durante todo el año es contar dinero justo a la medianoche. (Puede ser de mentiritas o de verdad.) Hay quienes, para garantizar la disposición monetaria, reciben el año con un manojo de billetes entre sus manos. También se cree que colocar dinero dentro de los zapatos dará mucha prosperidad.
Algunas personas prefieren guardar tres monedas dentro de la ropa interior hasta después de la medianoche del 31.
Algunos colocan 12 monedas en cada ventana, con la idea de que no les falte dinero durante el nuevo año. También optan por colocar monedas de diferentes denominaciones en las esquinas de las casas. Se dice que tomar doce monedas y lanzarlas hacia atrás en punto de las 12 también es una forma de clamar por la abundancia. (En todo caso, no se olvide de recogerlas.)

AMOR
Para dejar la soltería, durante el año que termina se acostumbra a sumergirse en el río más cercano. El próximo año encontrará al amor de su vida. (Váyase al río Pamplonita en bola.)
Sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas, trae matrimonio.
Usar ropa interior roja, color asociado universalmente con la vida y la pasión, para asegurar una vida sexual plena durante todo el año.
Agarre una foto de la persona que quieres que te ame, amárrala con un listón rojo y duerme con ella (y con el listón de madera) toda la noche del 31 debajo de tu almohada, para que esa persona te dé su amor en el año que se inicia.
Al sonar las doce campanadas tire un vaso de agua a la calle, para alejar las penas y las lágrimas que le produjo aquella persona que le hace sufrir.
Se tendrá mucha suerte en todas las facetas de su vida diaria si es mujer, y la noche de San Silvestre se pinta las uñas de las manos de color rojo y blanco. Se comienza por el dedo meñique de la mano izquierda, que se debe pintar de color rojo granate; luego el anular, se pinta de color blanco o plateado, y así sucesivamente.
Ritual de Año Nuevo para las mujeres que deseen casarse o encontrar pareja. La noche del 31 deben colgarse al cuello, con cadena de oro o plata, una simple flor de margarita. Si al cabo de la noche o de la terminación de la fiesta, la margarita está intacta, o la suma de los pétalos es impar, significa que conseguirá pareja, pero este amor será un tanto difícil de conquistar, aunque al final caerá rendido. Si por el contrario, al final de la noche o fiesta, la suma de los pétalos es par, con toda seguridad se conseguirá un amor duradero con visos de casamiento pronto, y la persona se enamorará perdidamente de la portadora de la margarita.
Encender velas de color azul traerá paz entre las parejas; las velas rojas encenderán la pasión; y las velas blancas traerán claridad y transparencia en el romance.
Abrazar a un soltero o soltera en la noche de año nuevo, significa noviazgo o matrimonio.
Si alguien le regala un delfín en forma de cerámica o peluche, significa unión sentimental y amor.
(Cúcuta, diciembre de 2007)


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Es peligroso llevar la moza a casa

RICARDO GARCÍA RAMÍREZ,
profesor Titular emérito de la UFPS.
cardingarcia@hotmail.com

Edgardo, ese apóstol de la filosofía cuyas exhaustivas investigaciones lo llevaron a la contundente conclusión de que Hombre que se respete, debe tener moza (remember el primer artículo de esta serie), llegó a la también contundente conclusión de que el hombre que lleva una moza a casa es suicida o es tacaño (no le gusta “pagar pieza”).
Como la foto de aquel tarado y este suelen aparecer en la página roja (ahora llamada “judicial”) del periódico local bajo el llamativo titular Crimen pasional en… (y sigue el nombre del barrio o edificio), Edgardo preparó el siguiente mini-recetario para tratar de “minimizar al máximo” las trágicas defunciones de un tarado y otro:
Esté absolutamente seguro de que su mujer no llegará en cualquier momento. Y si usted fue a traer la moza, verifique si su mujer no ha llegado, llamando al teléfono fijo cuando esté a pocas cuadras de su casa.
 Si vive en un apartamento, recuerde que los porteros deben ser aliados. Con ellos, sea sincero: no les diga que quien va a venir es una prima o una amiga suya o de su esposa. Correrá el riesgo de que, un día de estos, alguno le comente algo a su mujer sobre “esa linda chica”.
Descríbales los rasgos más llamativos de su moza. Así, cuando ella llegue, lo único que deberá hacer será decir “buenas tardes” y pasar, en vez de detenerse a dar explicaciones. Ellos saben que no la deben ver parada en la portería o recepción. Eso sí: pídales que “le canten la zona” de que va subiendo, con un repique del citófono.
 Deje la puerta de su apartamento sin seguro, para que ella no tenga que timbrar. Así no alertará a la chismosa o al chismoso que tenga de vecina o de vecino.
 Cierre ventanas y cortinas. Y ábralas cuando ella se vaya, sólo si se acostumbra abrirlas de vez en cuando.
� Como en la cama quedará usted encima de ella, o viceversa, utilicen el lado suyo para que no quede algún olor del lado de su esposa. Ojalá no utilicen almohadas y, mejor, si su amante no se aplica perfume para esas citas.
� Arregle la cama al terminar “la faena”. Como las mujeres son maniáticas del orden, ¿se imagina qué pensaría su mujer si encontrara desarreglada la cama que arregló?
� Si se ensucia alguna sábana, no se le ocurra lavarla y secarla con la plancha. Mándela a la lavandería y recójala la próxima vez que su mujer no se encuentre en casa.
� Use siempre desodorante ambiental, ojalá en aerosol. Y cuando termine “la faena”, échele al apartamento otra rociada para inhibir cualquier “aroma de mujer”. Así, a su mujer no le extrañará encontrar una atmósfera fragante.

OJO CON LAS COSAS QUE UNA MOZA
PUEDE OLVIDAR EN LA CASA DE SU MOZO

EN EL DORMITORIO. Verifique si en la mesa de noche dejó anillos, o aretes o cadenas, o todo eso. Pues si su mujer los topa, lo menos que hará será hacérselos tragar.
Cuidado con esas cosas inusitadas que usan las mujeres como, por ejemplo, las ligas que se ponen arriba de las medias. Son chiquitas, transparentes y casi siempre se van para debajo de la cama. Si encuentra algunas, pueden ser de su moza o su mujer. Por las dudas, desaparézcalas.
En cuanto a usted: si puso una cajita de vaselina en la mesa de noche dizque para lubricarse “la herramienta” porque, según usted, no es súper dotada en longitud pero sí en grosor, desaparézcala después. También el paquete de preservativos; con mayor razón, si no los usa con su esposa.

EN EL BAÑO. Su mujer no debe encontrar una toalla femenina de su moza. Es lógico que no sería creíble la excusa de: “¿Recuerda, mija, el dolorcito que yo tenía ayer? Era un cólico menstrual, pues me vino la regla justo hoy”. Y tenga cuidado con esas cintitas adhesivas que ellas retiran de la toalla para ponérsela en “el área de candela”.
Si utilizó preservativos y los tiró al inodoro, asegúrese de soltar el agua y de que ésta se los cargue.
No se arriesgue: saque del lavamanos todos los cabellos que encuentre; sean suyos, o de su mujer, o de su moza, o de su suegra o de su perro. Un buen método para limpiar de pelos cualquier sitio de la casa es enrollarse cinta adhesiva en una mano, con el pegante hacia fuera, y pasarla por todos los sitios donde estuvo su guaricha. Es ciento por ciento efectivo, aunque pueda parecerle desagradable.
Los hombres no usan papel higiénico después de orinar, pero las mujeres sí. Así que suelte el agua del inodoro si ella orinó, echó el papel higiénico en la taza y no soltó el agua.
Si su guaricha se bañó, báñese usted también. ¿O cómo explicaría las toallas húmedas y usted, hasta sudado? Y asegúrese de que, al salir del baño, se seque bien los pies. ¿O cómo explicaría esas huellas de dos “preciosos pies”?

EN LA COCINA. Lave todo lo que pueda delatar que allí hubo con usted otra persona y no era su mujer: dos vasos, dos platos, dos cubiertos, etc.
Lave el vaso manchado con labial, y guarde cualquier comestible que usted deteste pero que su moza adora y consumió. Si no, tendrá que comerlo delante de su mujer por el resto de tiempo que dure el matrimonio.
Si tomaron un aperitivo acompañado de aceitunas o queso o salchichón, no olvide “recoger los macundales”, por si sobra algo o unas migas. Y por si no tuviera tiempo de “recoger los macundales”, anticípese poniendo más de dos vasos y palillos. O sólo un vaso y un pitillo, pero no dos.
Y deshágase de la basura, tan pronto termine “la faena”.

EN LA SALA. Si usted no fuma y ella sí, el olor a cigarrillo no lo desaparecerá completamente el desodorante ambiental. Entonces, no deje que ella fume.
Acomode las sillas (que no quede una de más y en “fuera de lugar”), la alfombra y los almohadones del sofá, por si folló en él como la mujer infiel del chiste que sabemos.
Si su moza trajo una agenda o un paquete, cuidado: la sala es el lugar en que se olvidan.
Saque el disco compacto de música romántica que metió en el equipo de sonido, y restituya el de Juanes o Shakira que puso su mujer.
Y no olvide poner en su lugar el cuadro de la “bruja” (de su esposa), que quitó cuando el portero le informó con un repique del citófono que la guaricha había llegado.
Finalmente: si su mujer descubre que tiene moza, los tres “protagonistas” sufrirán. Su moza, porque, aunque no lo parezca, comprende la humillación por la que su mujer está pasando; al fin de cuentas es mujer y por eso es compasiva. Su mujer, porque es la traicionada, la cornuda, la ingenua. Y usted, por el juicio de divorcio, el reproche oral o silencioso de sus hijos, el pago de la mesada alimentaria, y hasta la pérdida de la mascota en el reparto de los bienes.n
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FUENTE: El libro Manual para hombres infieles, de Marcelo Puglia (uruguayo). Editorial Vergara.


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Para rellenar lo que quedaría en blanco de
esta hoja, se incluyen apartes de la «presentación
en sociedad» del libro Quadriga II, escrita (la
presentación) por el director de Occidente
Universitario y leída por él en la sala de
profesores del edificio Fundadores, en la
noche del martes 18 de diciembre del 2007.


Señoritas y señoras asistentes, y señores asistentes:
No estoy seguro de si es la Biblia la que dice que: «Primero fue el verbo y el verbo se hizo carne». Pero de lo que sí estoy seguro es de que fue que el filósofo de la vereda de Velandia, del municipio de Saboyá —donde «una cucharita de hueso me regalaron por amistad»—, el que dijo que: «Primero es lo primero, porque lo que sigue está después de lo primero».
En todo caso, y parafraseando simultáneamente una y otra frase, sea decir que Occidente Universitario, que es una «publicación informal, editada en la Universidad Francisco de Paula Santander», fue primero y que él se hizo libros, porque de él devino una saga que en la noche de hoy llega al número «mágico» de seis. Y todos son hijos de Occidente, como quiera que compilan artículos que en él se han publicado a lo largo de sus seis años de existencia, los cuales se cumplieron el viernes 26 del recién pasado octubre.
La saga comenzó con la publicación, a finales de agosto del 2004 y editado por la Universidad Francisco de Paula Santander, del libro La vida a jirones, el cual compila artículos de Ricardo García Ramírez, quien es profesor emérito de esta Institución. («Emérito», desde luego, en la nomenclatura universitaria anglosajona. Porque en nuestra jerga laboral tercermundista se le dice: «jubilado».)
La saga continuó con la publicación, a comienzo de diciembre del año antepasado, del libro Escritos de la hora nona, que también compila artículos de Ricardo García Ramírez, y que fue editado por un grupo de odontólogos y médicos amigos de Ricardo para darlo a sus pacientes como obsequio de Navidad, en lugar de música o agendas.
El tercer libro, que se publicó a comienzo de noviembre del recién pasado año y que fue editado por la Universidad Francisco de Paula Santander, tuvo por título Quadriga, el cual compila artículos de los profesores eméritos Ricardo García, Guillermo Carrillo, Virgilio Durán y Carlos Africano. Lamentablemente el doctor Durán Martínez no conoció la existencia de este libro, pues falleció el 21 de noviembre del año antepasado, casi un año antes de que Quadriga se editara.
El cuarto libro, que se publicó a mediado de marzo de este año, es el titulado El deporte cucuteño desde 1900 hasta el 2000, el cual compila dicha crónica escrita para Occidente Universitario por don Alfredo Díaz Calderón, quien es una de nuestras glorias deportivas, y cuyos talento y pundonor coadyuvaron a merecer para nosotros la honrosa distinción de «La capital basquetera de Colombia». Dicho libro fue editado por la fundación Pronorsander, creada por don José Urbina Amorocho, un pujante industrial y comerciante cucuteño.
Y los quinto y sexto libros son los dos que esta noche del martes 18 de diciembre del 2007 ven la luz en esta sala de profesores del edificio Fundadores: Quadriga II y Modismos Cucutoches, ambos editados por la Universidad Francisco de Paula Santander.
Modismos Cucutoches compila los escritos que Carlos Africano publicó en Occidente Universitario sobre el habla particular de «Cúcuta Bonita», como la llama el médico y maestro Jorge Villamil en su canción Portón de la Frontera.
Durante por lo menos cinco años el colega Carlos-hache pareció algo así como un «chepito» en cada reunión informal de la «patota», fuera ésta intra campus, en la cual la garganta se lubrica con el tinto que prepara Belén Rolón en la cafetería contigua a esta sala, o fuera la reunión semanal extra jornada laboral en una tienda, en la cual la garganta se lubrica con elíxir escocés.
Por ejemplo: si algún contertulio decía algo así como que tuvo que cargar ese «arremuesco», o si pedía que le «cantaran la zona» en la mañana si siempre iba a haber «rampuchada» al mediodía, y si él (Carlos Africano) no tenía registrada la palabra o el modismo pronunciado, pedía una pausa, sacaba una chapola del bolsillo de la camisa, y agregaba la palabra o el modismo.
Por su parte, Quadriga II compila escritos publicados en Occidente Universitario por los profesores eméritos Ricardo García, Guillermo Carrillo y Carlos Africano, y además por este servidor que dentro de setenta días podrá adquirir el estatus de profesor emérito a partir del momento que desee.
Y como «A todo Señor, todo honor», debo remembrar que fue el doctor Virgilio Durán Martínez el de la idea y el nombre de Quadriga, pues un poco antes de morir les propuso a Ricardo García, Guillermo Carrillo y Carlos Africano publicar un libro hecho por pensionados «a ocho manos» y, para pagar tal publicación, les propuso crear un fondo al cual cada uno de los cuatro le aportaría una modesta cuota cada mes, tan pronto les pagaran la pensión.
Cuando murió Virgilio, tan de manera inesperada, en la cuenta que se abrió en Conavi a nombre de él había $400.000 —pesos menos, pesos más—, los cuales se perdieron porque, como mediaba una tramitomanía legal de mil demonios para poderlos rescatar, los tres sobrevivientes desistieron del rescate porque calcularon que les saldría «más caro el caldo que los huevos». Y ni para qué reconsiderar hoy aquella decisión y reintentar el rescate de esa plata si ya no hay a quién cobrarle, porque Conavi fue engullida por el Banco de Colombia.
Pero si hace quince meses los tres sobrevivientes de Quadriga se resignaron a perder aquella plata, no se resignaron a sepultar la idea y el nombre inventados por Virgilio. Así que me pidieron los textos de los cinco artículos que Virgilio había publicado en Occidente, hicieron una selección de los tantos que cada uno de ellos había publicado en ese medio, y le pidieron a la Rectoría por escrito que les financiara la publicación de 300 ejemplares de Quadriga como un homenaje más a la memoria de Virgilio, a quien en vida la Universidad Francisco de Paula Santander le había publicado cuatro libros: Viaje fantástico por el tranvía de Cúcuta, Cúcuta Libertada, Antes del Terremoto y Memoria Escrita, libro este que en el 2002 escribió con ocasión de los 40 años de fundación de la Universidad Francisco de Paula Santander. Porque también escribió Cronología de la Revolución Mexicana, pero mi deprimente memoria no recuerda —sobre todo, porque no conozco un ejemplar— si fue publicada dicha obra y, en tal caso, si la Institución se la editó.
Ahora bien: como el libro tendría cuatro autores, Virgilio propuso el nombre de Quadriga por analogía con un vehículo de la Roma imperial, como quiera que «Quadriga» fue un carruaje tirado por cuatro briosos caballos en línea, en el cual hacían su fastuoso ingreso a Roma los generales que venían victoriosos del campo de batalla.
Así que la analogía de Virgilio es de número y no de sustantivo. Valga enfatizarlo, porque no faltará el lector mamagallista —cucuteño, a fin y al cabo— que asocie la analogía al sustantivo y luego la deforme, forzando la «novedosa» conclusión de que a Quadriga y a Quadriga II las escribieron cuatro burros.
(…)
Porque, en últimas, esa es la aspiración de los tres autores sobrevivientes de Quadriga: que sea una especie de «carrera de relevos». Esto es, que cada año se edite un libro con el título Quadriga, acompañado del número de secuencia respectivo, y, si ha fallecido algún coautor del último Quadriga publicado, que un profesor en servicio o en retiro lo reemplace.
Eso demanda, claro está, más profesores escribiendo. A fin y al cabo, la escritura es consubstancial con la docencia superior. Y será tan cierto esto, que en el sistema universitario anglosajón existe una premisa lapidaria: Publish or Perish (Publica… o perecerás). Algo así como que, profesor que no publica (y sólo se publica si se escribe), no será más que una especie de burócrata académico.
(…)
Por último, en nombre propio, y en nombre de mis compañeros Ricardo García, Guillermo Carrillo y Carlos Africano, doy las gracias al señor rector por el generoso apoyo pecuniario, sin el cual cuatro de los seis libros de la saga emanada de Occidente Universitario no serían para nosotros una feliz realidad. Que si no son cuatro obras de arte, son al menos exponentes de la modesta producción intelectual de su profesorado de carrera; ya en servicio, o bien en el retiro.
Aspiramos a que la lectura de Quadriga II y de Modismos Cucutoches les agrade… o los empute. Lo importante es que no queden tan impasibles como un impotente o una frígida en la cama.
Muchas gracias.


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